Los
zapatistas y las manzanas
Subcomandante Insurgente Marcos
Dice Durito que la vida es como una manzana.
Y dice también que hay quienes la comen verde, quienes
la comen podrida y quienes la comen madura.
Dice durito que hay algunos, muy pocos, quines pueden elegir
cómo se comen la manzana: si en un hermoso arreglo
frutal, en puré, en uno de esos odiosos (para Durito)
refrescos de manzana, en jugo, en pastel, en galletas, o en
lo que dicte la gastronomía.
Dice durito que los pueblos indios se ven obligados a comer
la manzana podrida y que a los jóvenes les imponen
la digestión de la manzana verde, que a los niños
les prometen una hermosa manzana mientras se las envenenan
con los gusanos de la mentira, y a las mujeres les dicen que
les dan una manzana y sólo les dan media naranja.
Dice Durito que la vida es como una manzana.
Y dice también que un zapatista, cuando está
frente a una manzana, le saca filo a la madrugada y parte
la manzana, con certero golpe, por la mitad.
Dice Durito que el zapatista no intenta comerse la manzana,
que ni siquiera se fija si la manzana está madura,
o podrida, o verde.
Dice Durito que, abierto el corazón de la manzana,
el zapatista toma con mucho cuidado las semillas, va y ara
un pedazo de tierra y las siembra.
Después, dice Durito, el zapatista riega la matita
con sus lágrimas y sangre, y vela el crecimiento.
Dice Durito que el zapatista no verá el manzano florecer
siquiera, ni mucho menos los frutos que dará.
Dice Durito que el zapatista sembró el manzano para
que un día, cuando él no esté, alguien
cualquiera pueda cortar una manzana madura y ser libre para
decidir si se la come en un arreglo frutal, en puré,
en jugo, en un pastel o en uno de esos odiosos (para Durito)
refrescos de manzana.
Dice Durito que el problema de los zapatistas es ése,
sembrar las semillas y velar su crecimiento. Dice Durito que
el problema de los demás seres humanos es luchar para
ser libres de elegir cómo se comen la manzana que vendrá.
Dice Durito que ahí está la diferencia entre
los zapatistas y el resto de los seres humanos: Donde todos
ven una manzana, el zapatista ve una semilla, va y prepara
la tierra, siembra la semilla, la cuida.
Fuera de eso, dice Durito, los zapatistas somos como cualquier
hijo de vecina. Si acaso más feos, dice Durito, mientras
de reojo mira cómo me quito el pasamontañas.
Subcomandante Insurgente Marcos
Desde alguna madrugada del Siglo XXI