Llama la comandancia del ezln en Michoacán a “luchar por lo que a todos pertenece”

Vamos por el reconocimiento a nuestros derechos

como indios y como mexicanos

Conmemora en el tercer Congreso Nacional Indígena siete años de lucha zapatista

 

Palabras del ezln el día 3 de marzo del 2001 en Nurio, Michoacán.

Hermanos y hermanas del Congreso Nacional Indígena:

Hermanos y hermanas de la sociedad civil nacional:

Hermanos y hermanas de la sociedad civil internacional:

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Cuando el séptimo mes del año pasado mediaba, las lluvias comenzaban a dominar en las montañas del sureste mexicano. Fuimos entonces a hablar con nuestros más principales y así les hablamos:

“Allá cayó quien se dijo eterno e inamovible, lo derribó el hermano, la hermana, aquel quien tiene nombre y rostro pero que, siendo pequeño, parece que es sin nombre y sin rostro, aquel que es como nosotros, aquel que el color de la tierra y todos los colores anda, aquel que abajo está, aquel a quien, como a nosotros, niegan mañana.

“En lugar del que cayó, ahora hay otro que no parece otro sino el mismo. Mucho habla y dice que ya todo cambió. Pero sigue pendiente nuestro debe, pues los más primeros de estas tierras y esta historia siguen siendo asunto pendiente y archivado para quienes son gobierno viejo o nuevo.

“Vemos que el hermano y la hermana de otras tierras y lenguas varias, atento tiene el oído, generosa y amiga la palabra. Grande está hoy su corazón, aunque pequeño lo pretende el que poco oye y mucho habla.

“Entonces les preguntamos, hermanos y hermanas jefes, lo que debemos hacer nosotros a quienes ustedes mandan”.

“Está bueno”, dijeron nuestros principales, “vayamos a preguntar con nuestros más antiguos. Tú espera aquí y, como siempre, afila mientras el machete y la palabra, o sea que afila la esperanza”.

No esperamos mucho pues pronto se volvieron los principales. Volvieron y vieron si estaban buenos los filos del machete y la palabra dijeron luego:

“Ya lo hablamos ya con nuestros más antiguos y ellos nos regalaron una palabra que dice qué y cómo y dónde y por qué. Abran pues su corazón nuestros guerreros, mujeres y hombres zapatistas, nuestro Votán Zapata, guardián y corazón de nuestro pueblo”.

Y así fue que nos dijeron nuestros más antiguos principales:

“Es la hora de la palabra. Guarda entonces el machete”, sigue afilando la esperanza. Siete veces ronda la montaña, siete el río que la baja. Con siete muertos nuestros habla. Siete veces haz de la mar una barca. Siete veces cierra tu champa. Siete veces viste el color de la tierra y siete veces vela la palabra. Porque ya viene el siete y el siete es caracol para quien lo siente fuerte. Porque ya viene la espiral que puede ser camino hacia dentro o hacia fuera ruta y esperanza.

Hecho esto, prepara tus pies que te dimos, abre los ojos y el oído atento que somos. Vuelve a ser de nosotros la palabra. Ya no serás tú, ahora eres nosotros. No te angustie lo que mucho dice el que mucho habla. Es ruido nomás, música desentonada. Nada nos será dado. Nada que no sea luchado por nosotros. Nada será para nosotros regalado. Nada que no arranquemos vendrá a ser de nuestra casa. Nada que no luchemos vivirá entre nosotros. Así que camina, camina la tierra del otro, del otro que es, como nosotros, del color de la tierra, y la tierra del que es, con nosotros, todos los colores de la tierra.

Camina, camina y habla. Toma ya nuestro rostro, de la tierra toma el color y la palabra. Toma ya nuestra voz, nuestra mirada anda. Hazte oído nuestro para escuchar del otro la palabra. Ya no serás tú, ahora eres nosotros.

Baja de la montaña y busca el color de la tierra que en este mundo anda. Siete días camina, y de la tierra el color alza. Busca los otros colores que con el de la tierra hablan. Aprende a hablar el corazón que en el otro anda. Sé pequeño frente al débil y junto con él hazte grande. Sé grande frente al poderoso y no consientas en silencio la humillación para el nosotros que a tu paso se ensancha.

Con el humilde sé humilde. Con el soberbio no consientas nada si de burla o mentira se trata. No olvides tu misión. Y de lo que ella te aparta, mantén siempre tu distancia. Háblalo así al nosotros que es color colectivo y que en todo México anda. Haz lugar para todos los colores que con el color de la tierra andan.

Olvida las fronteras si es hermana del otro la palabra. Desconfía de quien mucho habla y escucha atento a quien sabio se calla. Llama a ser con nosotros el colectivo que la gran nación demanda. Suma sueños y dolores, caminando suma mañanas. Vuélvete eco mayor de lo que en tierras indias calla.

No calles ningún dolor por ajeno, hazlo tuyo y habla. Dile al otro que hermano es y hermana. Busca lugar adónde madurar el color de la tierra y la esperanza. Ve a casa del purépecha, hermano mayor y grande grandeza hermana. Con respeto a él usa la palabra.

Saluda a quien obedeciendo en esas tierras manda. Dale nuestro abrazo a todo ese pueblo que orgullo da al color de la tierra y con respeto pídele el permiso para la palabra. Si no hay permiso, baja la cabeza y calla. Si hay permiso, baja la cabeza y habla.

Háblalo a su corazón principal. Pide ahí abrigo y posada. Ahí encontrarás apoyo y al otro que es nosotros en color y en mañana.

En el séptimo día entonces llega, llega y busca del color de la tierra la dignidad común levantada. Por siete veces siete, suma dolores y esperanzas. Por siete veces escucha lo que habla la palabra de quien es del color de la tierra y la esperanza.

Si es necesario, siete veces siete grita y siete veces siete calla. Abre tu corazón entonces y con él abierto escucha otras palabras. Que hable entonces la palabra de los que son nosotros en el color que somos de la tierra. De lo que te decimos, una parte habla y la otra calla, para que sea dicha en la tierra que se crece para arriba, a la que ciudad llaman.

Ante ellos di entonces quiénes somos los que en tu boca hablan. Hecho esto y después entonces que siga la palabra que viene. La que es mañana. La que busca un lugar para quien tiene del color de la tierra la esperanza.

Llama a todos a luchar por lo que a todos pertenece y a nadie daña. Un lugar digno para los que somos del color de la tierra la esperanza”.

Hermanos y hermanas:

Nosotros somos indígenas y representamos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se alzó en armas en contra del supremo gobierno desde hace siete años y que mantiene en alto sus banderas de democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos.

Nosotros venimos de una raza de indígenas guerreros. De los antiguos mayas es la sangre que nos corre. Es ella quien nos vive y arma. Nosotros somos guerreros.

Somos los últimos de una generación de hombres y mujeres cuya encomienda colectiva ha sido el ser guardián y corazón de nuestros pueblos.

Como guerreros somos seres de espada y de palabra. Con ambas debemos resguardar la memoria que nuestros pueblos son y que les permite resistir y aspirar a un mejor mañana.

Como guerreros fuimos preparados en las ciencias y en las artes, en el honor y la guerra, en el dolor y la esperanza, en el silencio y la palabra.

Guardianes somos, a nadie quitamos nada, pero no permitimos que nadie nos quite nada. Si nos gritan gritamos. Quedo respondemos a quien quedo nos habla. Si nos atacan nos defendemos. Y quien insulta o amenaza, nuestro desprecio recibe y como espada blandimos la palabra.

Como guerreros somos según los que nos mandan, a quienes con honor servimos, por quienes muerte y vida damos, quienes rostro nos dan y nuestro nombre nombran, quienes nos dijeron que hasta acá llegáramos, quienes nuestra fuerza son, aunque en la sombra todavía hablan.

Somos a quienes mandan todos los colores que en el color de la tierra andan. Los más pequeños somos. Zapatistas nos llaman. Para nosotros guerreros, entre ustedes un lugar pedimos, un espacio para el oído y la palabra.

Hermanos y hermanas:

El día de ayer, 2 de marzo del 2001, se cumplieron siete días desde que bajamos de nuestras montañas. Cumplida la séptima jornada llegamos a tierras purépechas para participar en el tercer Congreso Nacional Indígena.

Aquí hemos sido recibidos por la comunidad indígena de Nurio, Michoacán, a quien agradecemos no sólo la hospitalidad, también el trabajo y sacrificio que le significó realizar todo lo necesario para que pudiéramos realizar nuestro trabajo.

Durante los siete días que llevamos caminando, hemos recorrido nueve estados de la República: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y, ahora Michoacán. Habremos de recorrer también el estado de México, Guerrero y Morelos, antes de llegar a la ciudad de México.

Vamos a hablar con el que hace leyes para que vea que es tiempo que la tierra que México vive no tiene lugar para quien el color de la tierra anda. Vamos por el reconocimiento de nuestros derechos, como indígenas y como mexicanos. Vamos por lo que nos arrebataron, lo que nos han negado, lo que no tenemos y, sin embargo queremos, necesitamos, merecemos.

En nuestro camino mucha palabra hermana nos ha alimentado.

Palabra que tiene el color de la tierra y que dignidad habla.

Más palabras buscamos para engordar el mañana y la esperanza. A éste buscamos que, siendo del color de la tierra, así se llama:

Aguacateco, amuzco, cakchiquel, chatino, chichimeca, chinanteco, choho, chol, chontal, chuj, cochimi, cora, cucapá, cuicateco, guarijío, huasteco, huave, huichol, ixcateco, ixil, jacalteco, pápago, pima, popoloca, popoluca, purépecha, quiché, serí, solteco, tacuate, tarahumara, tepehua, tepehuan, tlapaneco, tojolobal, kanjobal, kekchí, kikapú, kiliwa, kumiai, lacandón, mame, matlatzinca, maya, mazahua, mayo, mixe, mixteco, motocintleco, náhuatl, ocuilteco, opata, otomí, paipai, pame, papabuco, triqui, tzeltal, tzotzil, yaqui, zapoteco, zoque.

Pero no sólo otras voces buscamos de quien otros es y con nosotros lucha y anda. Palabra que tiene todos los colores que en el mundo se hablan. En todas las palabras, nuestra palabra anda. En todas las luces brilla nuestra pequeña luz, nuestra esperanza.

Del color de la tierra somos. Del color de la tierra es la hora y el mañana. Es la hora de la dignidad, la hora del puente que es también ventana. Es la hora de ver y vernos, sin vergüenza ni temor. Es la hora de luchar por la dignidad del color de la tierra y la esperanza.

¡Salud hermanos y hermanas indígenas!

¡Salud hermanos y hermanas purépechas!

¡Salud hermanos y hermanas mexicanos!

¡Salud hermanos y hermanas de todos los colores!

¡Que viva siempre el color de la tierra que somos!

¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia!

Desde la comunidad purépecha de Nurio, Michoacán.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

México, marzo del 2001.