Palabras de la Comandancia General del EZLN en el Acto de Inicio del Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.

27 de julio de 1996.

"Aguascalientes II",

Oventic, San Andrés Sacamchén De Los Pobres,

Chiapas, México.

Hermanos y hermanas de Asia, África, Oceanía, Europa y América:

Bienvenidos a las montañas del sureste mexicano.

Queremos Presentarnos.

Nosotros somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Durante 10 años estuvimos viviendo en estas montañas, preparándonos para hacer una guerra.

Dentro de estas montañas construimos un ejército.

Abajo, en las ciudades y en las haciendas, nosotros no existíamos.

Nuestras vidas valían menos que las máquinas y los animales.

Éramos como piedras, como plantas que hay en los caminos.

No teníamos palabra.

No teníamos rostro.

No teníamos nombre.

No teníamos mañana.

Nosotros no existíamos.

Para el poder, ése que hoy se viste mundialmente con el nombre de "neoliberalismo", nosotros no contábamos, no producíamos, no comprábamos, no vendíamos.

Éramos un número inútil para las cuentas del gran capital.

Entonces nos fuimos a la montaña para buscarnos bien y para ver si encontrábamos alivio para nuestro dolor de ser piedras y plantas olvidadas.

Aquí, en las montañas del sureste mexicano, viven nuestros muertos. Muchas cosas saben nuestros muertos que viven en las montañas.

Nos habló su muerte y nosotros escuchamos.

Cajitas que hablan nos contaron otra historia que viene de ayer y apunta hacia el mañana.

Nos habló la montaña a nosotros, los macehualob, los que somos gente común y ordinaria.

Los que somos gente simple, así como nos dicen los poderosos.

Todos los días y sus noches que arrastran quiere el poderoso bailarnos el x-tol y repetir su brutal conquista.

El kaz-dzul, el hombre falso, gobierna nuestras tierras y tiene grandes máquinas de guerra que, como el boob que es mitad puma y mitad caballo, reparten el dolor y la muerte entre nosotros.

El falso que es gobierno nos manda los aluxob, los mentirosos que engañan y regalan olvido a nuestra gente.

Por eso nos hicimos soldados.

Por eso seguimos siendo soldados.

Porque no queremos más muerte y engaño para los nuestros, porque no queremos el olvido.

La montaña nos habló de tomar las armas para así tener voz.

Nos habló de cubrirnos la cara para así tener rostro.

Nos habló de olvidar nuestro nombre para así ser nombrados.

Nos habló de guardar nuestro pasado para así tener mañana.

En la montaña viven los muertos, nuestros muertos.

Con ellos viven el Votán y el Ik´al, la luz y la oscuridad, lo húmedo y lo seco, la tierra y el viento, la lluvia y el fuego.

La montaña es la casa del Halach uinic, el hombre verdadero, el alto jefe.

Ahí aprendimos y ahí recordamos que somos lo que somos, los hombres y mujeres verdaderos.

Ya con la voz armando nuestras manos, con el rostro nacido otra vez, con el nombre renombrado, el ayer nuestro sumó el centro a las cuatros puntas de Chan Santa Cruz en Balam ná y nació la estrella que define al hombre y que recuerda que 5 son las partes que hacen al mundo.

En el tiempo en que cabalgaron los chaacob repartiendo la lluvia, bajamos otra vez para hablar con los nuestros y preparar la tormenta que señalaría el tiempo de la siembra.

Nacimos la guerra con el año blanco y empezamos a andar este camino que nos llevó hasta su corazón de ustedes y hoy los trajo a ustedes hasta el corazón nuestro.

Esto somos nosotros.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

La voz que se arma para hacerse oír.

El rostro que se esconde para mostrarse.

El nombre que se calla para ser nombrado.

La roja estrella que llama al hombre y al mundo para que escuchen, para que vean, para que nombren.

El mañana que se cosecha en el ayer.

Detrás de nuestro rostro negro.

Detrás de nuestra voz armada.

Detrás de nuestro innombrable nombre.

Detrás de los nosotros que ustedes ven.

Detrás estamos ustedes.

Detrás estamos los mismos hombres y mujeres simples y ordinarios que se repiten en todas las razas, se pintan de todos los colores, se hablan en todas las lenguas y se viven en todos los lugares.

Los mismos hombres y mujeres olvidados.

Los mismos excluidos.

Los mismos intolerados.

Los mismos perseguidos.

Somos los mismos ustedes.

Detrás de nosotros estamos ustedes.

Detrás de nuestros pasamontañas está el rostro de todas las mujeres excluidas.

De todos los indígenas olvidados.

De todos los homosexuales perseguidos.

De todos los jóvenes despreciados.

De todos los migrantes golpeados.

De todos los presos por su palabra y pensamiento.

De todos los trabajadores humillados.

De todos los muertos de olvido.

De todos los hombres y mujeres simples y ordinarios que no cuentan, que no son vistos, que no son nombrados, que no tienen mañana.

Hermanos y hermanas:

Nosotros los hemos invitado a este encuentro para venir a buscar y a encontrarse y encontrarnos.

Todos ustedes han llegado hasta nuestro corazón y deben ver que no somos especiales.

Deben ver que somos hombres y mujeres simples y ordinarios.

Deben ver que somos el espejo rebelde que quiere ser cristal y romperse.

Deben ver que somos lo que somos para dejar de ser lo que somos y para ser los ustedes que somos.

Nosotros somos los zapatistas.

Los invitamos para escucharnos y hablarnos todos.

Para vernos los todos que somos.

Hermanos y hermanas:

En la montaña nos hablaron las cajitas parlantes y nos contaron historias antiguas que recuerdan nuestros dolores y nuestras rebeldías.

No acabarán nuestros sueños donde nos vivimos.

No se rendirá nuestra bandera.

Siempre vivirá nuestra muerte.

Así dicen las montañas que nos hablan.

Así habla la estrella que brilla en Chan Santa Cruz.

Así nos dice que los cruzob, los rebeldes, no serán derrotados y seguirán su camino junto a los todos que son en la estrella humana.

Así nos dice que vendrán siempre los hombres rojos, los chachac-mac, la roja estrella que ayudará al mundo a ser libre.

Así nos dice la estrella que es montaña.

Que un pueblo que es cinco pueblos.

Que un pueblo que es estrella de todos los pueblos.

Que un pueblo que es hombre y es todos los pueblos del mundo.

Vendrá para ayudar en su lucha a los mundos que se hacen gente.

Para que el hombre y mujer verdaderos vivan sin dolor y se ablanden las piedras.

Todos ustedes son los chachac-mac, los que son pueblo que viene a ayudar al hombre que se hace de cinco partes en todo el mundo, en todos los pueblos, en las gentes todas.

Todos ustedes son la roja estrella que tiene espejo en nosotros.

Podremos seguir camino bueno si los ustedes que somos nosotros nos caminamos juntos.

Hermanos y hermanas:

En nuestros pueblos los más antiguos sabedores han puesto una cruz que es estrella en donde se nace el agua dadora de la vida.

Así se marca el inicio de la vida en la montaña, con una estrella.

Así se nacen los arroyos que bajan de la montaña y que llevan la voz de la estrella parlante, de nuestra Chan Santa Cruz.

Habló ya la voz de la montaña y habló diciendo que vivirán libres los hombres y mujeres verdaderos cuando se sean los todos que promete la estrella de cinco puntas.

Cuando los cinco pueblos se hagan uno en la estrella.

Cuando las cinco partes del hombre que es mundo se encuentren y encuentren al otro.

Cuando los todos que son cinco encuentren su lugar y el lugar del otro.

Hoy, miles de caminos distintos que vienen de los cinco continentes se encuentran aquí, en las montañas del sureste mexicano, para juntar sus pasos.

Hoy, miles de palabras de los cinco continentes se callan aquí, en las montañas del sureste mexicano, para escucharse las unas a las otras y para oírse ellas mismas.

Hoy, miles de luchas de los cinco continentes se luchan aquí, en las montañas del sureste mexicano, por la vida y en contra de la muerte.

Hoy, miles de colores de los cinco continentes se pintan aquí, en las montañas del sureste mexicano, para anunciar un mañana de inclusión y tolerancia.

Hoy, miles de corazones de los cinco continentes se viven aquí, en las montañas del sureste mexicano, por la humanidad y contra el neoliberalismo.

Hoy, miles de seres humanos de los cinco continentes gritan su "¡Ya basta!" Aquí, en las montañas del sureste mexicano. Gritan ¡Ya basta! Al conformismo, al nada hacer, al cinismo, al egoísmo hecho Dios moderno.

Hoy, miles de pequeños mundos de los cinco continentes ensayan un principio aquí, en las montañas del sureste mexicano. El principio de la construcción de un mundo nuevo y bueno, es decir, un mundo donde quepan todos los mundos.

Hoy, miles de hombres y mujeres de los cinco continentes inician aquí, en las montañas del sureste mexicano, el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.

Hermanos y hermanas de todo el mundo:

Bienvenidos a las montañas del sureste mexicano.

Bienvenidos a este rincón del mundo donde todos somos iguales porque somos diferentes.

Bienvenidos a la búsqueda de la vida y la lucha contra la muerte.

Bienvenidos a este Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.

¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!

Desde las montañas del sureste mexicano.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General

del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Planeta Tierra, julio de 1996