Palabras del EZLN en el acto de clausura
de la conferencia sobre línea política de El Barzón.

La Realidad, Chiapas.

21 de julio de 1996.

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Hermanos y hermanas de El Barzón: Para todos nosotros, para los zapatistas, ha sido un gran honor que hayan escogido este territorio rebelde contra el mal gobierno para reunirse a dialogar y a buscar en su pensamiento y en su corazón el camino que habrán de seguir ahora.

Esta es la realidad zapatista. Una realidad llena de pobreza pero plena de rebeldía. Una realidad despreciada por los poderosos, pero que se resiste a la muerte que el olvido le promete. Una realidad perseguida por la soberbia del rico, pero que lucha por hacerse una lugar en la nación y en la historia.

Esta es, también, la realidad mexicana. Una realidad dolorosa y maltrecha, pero rebelde y resistente. Una realidad que comparten millones de mexicanos.

Hemos tenido el honor de ser invitados a participar en su acto de clausura. Venimos aquí para decirles palabras que, tal vez, muchos de ustedes ya han vivido en estos días.

He estado pensando qué pudo haber provocado lo que hoy termina. ¿Qué es lo que permitió que personas tan diferentes se encontraran aquí en La Realidad? Durante mucho tiempo nos han enseñado que los diferentes deben mantener una distancia, estar separados, ofrecerse desconfianza mutua y rivalidad. Nos han enseñado que sólo los iguales pueden estar juntos y que debemos luchar porque todos sean iguales a nosotros. No nos han enseñado a respetar a los diferentes, a reconocerles un lugar, una palabra, un pensamiento. Los que no son como nosotros, nos dicen, deben serlo o ser combatidos por todos los medios. Nos han enseñado que la guerra contra el diferente no termina más que cuando el diferente es asimilado, igualado o aniquilado. Esta es la guerra que heredamos y que pretenden que heredemos a los que nos siguen en tiempo y espacio. El mundo nuevo y bueno que nos enseñaron a buscar es uno donde todos seamos parecidos a lo que cada uno piensa y quiere que sea lo bueno.

Lo que nos ha reunido hoy en la realidad no es el origen social, no es el color, no es la lengua, no es el pasado, no es el nivel económico.

Ha sido la dignidad, la inquietud de no quedarse así nomás, viendo cómo todo nos es robado por los poderosos que gobiernan. Lo que hoy nos ha reunido es algo que en los libros viejos y olvidados se llamaba la Patria.

Fue el robo el que nos hizo rebelarnos. No podíamos permanecer impasibles viendo cómo el producto del trabajo honrado y honesto era para el que no trabajaba. El usurero vive del trabajo de otros. La banca sostiene su opulencia en la pobreza de los deudores y la holgazanería es su principal capital. El gobierno, en lugar de ayudar a las víctimas del crimen, se dedica a financiar al ladrón. ¿Por cuánto tiempo? ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que el gobierno administre cárceles, ejércitos y cementerios para que unos cuantos poderosos administren sus riquezas y se hagan más ricos? ¿Hasta cuándo vamos a conformarnos con ver, día a día, cómo se resta nuestra alegría y se suma nuestro dolor? Tenemos que agradecerle al principal responsable de que haya nacido el EZLN, al principal responsable del nacimiento de El Barzón, al principal responsable de que los mexicanos de El Barzón se hayan encontrado con los mexicanos del EZLN. El principal responsable, todos lo sabemos, ha sido el gobierno. Ha sido el gobierno el que, con su política económica, nos ha hecho nacer, crecer y unirnos.

Ustedes tienen su propio pensamiento político; los habrá del PAN, del PRI, del PRD o del PT. Para nosotros no hay partido político que nos represente o que pueda incluirnos. Por eso hemos hecho nuestra propia organización. Para que nadie hable por nosotros, hemos tenido que aprender a hablar. Para que nadie nos lleve de la mano, hemos tenido que aprender a mandar obedeciendo. No estamos en contra de los partidos políticos, pero tampoco somos parte o seguidores de ninguno de ellos. Estamos dispuestos a reconocer a fuerzas políticas y a establecer relaciones con ellas, siempre y cuando nos reconozcan como lo que somos, es decir, como una fuerza política nacional que merece respeto. Lo hemos hecho ya con algunas fuerzas políticas. Todo esto es parte de algo que se inicia, de algo nuevo que empieza a andar: la participación política directa de los zapatistas en el escenario político nacional.

Si tuviéramos que escoger a una fuerza política a la cual apoyar esa fuerza política sería la de la sociedad civil, una fuerza que fuera independiente de los partidos políticos o que, incluyéndolos, fuera más lejos que sus pasos individuales, fuera más grande que sus sumas internas, fuera más generosa que sus egoísmos protagónicos, fuera más incluyente que sus sectarismos particulares. Una fuerza de fuerzas. Esta sería la fuerza política a la que el EZLN apoyaría. Pero mientras esta fuerza de fuerzas nace y se hace posible y necesaria, tenemos que seguir luchando y seguir buscándonos. Es necesario ya, y posible, que las fuerzas distintas vean la forma de encontrarse para conocerse, para reconocer lo que las hace diferentes y lo que las une.

Hoy, dos organizaciones nacionales, dos organizaciones de mexicanos dignos y rebeldes, dos organizaciones diferentes, se han encontrado. Han sabido reconocer y respetar sus diferencias y han encontrado lo más difícil de encontrar, lo que las junta, lo que las hace hermanas.

Hoy, dos fuerzas nacionales rebeldes se han encontrado y han decidido hacer fuertes sus semejanzas reconociendo sus diferencias.

Hoy, dos fuerzas políticas con las que la historia nacional deberá contar, El Barzón y el EZLN, han hecho un acuerdo de hermandad, de alianza.

Salud, hermanos y hermanas barzonistas. Esta ha sido una buena señal para un encuentro mayor. Esta reunión es buena forma de preparar el encuentro de inquietudes que rebasan fronteras, colores, lenguas y pensamientos, el Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.

Que viva siempre la dignidad que camina con El Barzón.

Que siempre viva la dignidad mexicana que hoy se encuentra.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos.

México, julio de 1996.