28 de diciembre de 1995

Hermanos que asisten a la fiesta cultural de encuentro entre las comunidades indígenas zapatistas y la sociedad civil nacional e internacional:

Queremos decirles unas pocas palabras antes de que empiecen sus programas culturales. Primero queremos agradecerles que hayan venido de tan lejos donde estamos nosotros para compartirnos sus trabajos culturales. Reconocemos que han corrido riesgos, han sufrido amenazas, han sido perseguidos y calumniados, saludamos que a pesar de todo hayan podido llegar hasta las rebeldes montañas del Sureste mexicano, para cantar, bailar y hablar junto a los habitantes primeros de estas tierras mexicanas.

Este lugar en el que estamos se llama Aguascalientes en memoria de otro Aguascalientes en el que nació la Convención Nacional Democrática. Fue el primer encuentro formal de dos esperanzas, la esperanza de la sociedad civil y la esperanza de los zapatistas. El primer Aguascalientes fue destruido por el mal gobierno, la comunidad indígena que vivía al lado fue expulsada de sus casas, vive ahora en la montaña resistiendo como resistían nuestros antiguos abuelos frente a los conquistadores.

Nosotros los zapatistas no nos sentamos a llorar la pérdida del primer Aguascalientes, sino que nos dimos a la tarea de preparar otros que tienen el mismo camino de paz justa y digna que tuvo el primero.

Nuestros Aguascalientes no son lugares para llamar a la guerra o a la destrucción pero tampoco son para decir que la injusticia y la esclavitud, el autoritarismo, deben seguir. Nuestros Aguascalientes son lugares para llamar a la paz y a la construcción pero a una paz nueva, justa y digna, y a construir una nueva patria democrática, libre y justa.

Nuestros Aguascalientes son también lugares para que nuestra cultura no se pierda, son lugares para que viva y no muera, pero también son lugares donde nuestra cultura, la cultura de nuestros más primeros abuelos, se encuentre con otras culturas de México y del mundo.

El mal gobierno dice que está preocupado porque vaya a pasar algo malo en estos eventos culturales, tiene miedo de que los que nos reunimos aquí preparemos actos guerreros o con violencia: el único que prepara actos de guerra es el supremo gobierno, esto lo sabe cualquier mexicano pobre o cualquier hermano extranjero que viene a conocer y a ayudar a sus hermanos en dignidad.

Debemos demostrarles a los gobernantes y a los pueblos de México y el mundo que podemos reunirnos y cantar, hablar y bailar sin necesidad de ejercer la violencia, para que haya orden y respeto les pedimos que nos ayuden en Aguascalientes cuidando que no haya desorden o actos de provocación y violencia; está prohibido entrar con armas y consumir drogas o alcohol, les rogamos que respeten las indicaciones que dan los compañeros de la comunidad indígena que los reciben y que nos tratemos todos con respeto como lo que somos, es decir como hermanos.

Las amenazas del mal gobierno de que van a mandar a destruir los Aguascalientes permanecen, no nos espantan ni nos preocupan, ya demostramos que podemos construir una paz nueva junto a otros hermanos, pueden destruir este y los otros Aguascalientes que existen, no importa, haremos otros y otros más, así haremos hasta que todo el país sea un lugar de encuentro de esperanza. Tendrán que destruir todo el país para evitarlo y ni así porque si todo está destruido en la superficie entonces bajo tierra construiremos otros barcos, muchos barcos para navegar del dolor a la esperanza.

Bienvenidos hermanos.

¡Viva la dignidad indígena!

¡Viva la esperanza!

¡Democracia, Libertad y Justicia!

Desde las montañas del Sureste mexicano

CCRI-CG del EZLN