Ejército Zapatista de Liberación Nacional

México. 3 de agosto de 1995.

Al: Sindicato de Ruta 100.

SUTAUR-100.

México, DF.

Del: Subcomandante Insurgente Marcos.

CCRI-CG del EZLN.

México.

Hermanos:

Les escribo a nombre de mis compañeros y compañeras del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para hacerles llegar nuestro saludo.

Nuestro silencio respecto al golpe cobarde y traicionero en contra del SUTAUR-100 no se debió a que nosotros menospreciemos su lucha o a las diferencias políticas que podamos tener. Callamos porque pensamos que nuestra palabra hubiera podido ser usada en contra de sus líderes injustamente presos. Ellos estaban acusados de ser cómplices del EZLN y, presos como están, podían ser dañados por el hecho de que los zapatistas manifestaran públicamente su repudio al golpe represivo y su solidaridad incondicional con los trabajadores de Ruta-100. Así pensamos entonces y por eso fue nuestro silencio. Pero ahora nos hemos enterado que, desde el cobarde asesinato del magistrado Polo Uscanga, es público el hecho de que las acusaciones en contra de la dirigencia y asesores del SUTAUR sólo son mentiras y que el verdadero objetivo del golpe era descabezar a un movimiento cuya combatividad y rebeldía son un constante dolor de cabeza para la banda de criminales que ostenta ilegítimamente el título de "gobierno mexicano".

Pensamos que ya ha quedado claro para la opinión pública que el golpe a SUTAUR no se debe a delitos o a complicidades, se debe a su tradición de lucha, a su firmeza y a su unidad. Por eso ahora nos atrevemos a hacerles llegar nuestra palabra y nuestro saludo respetuoso, porque pensamos que ya no podrá ser usado para dañar a sus dirigentes, porque pensamos que la mentira ya no podrá manchar la dignidad de su movimiento.

Esta es nuestra palabra:

Hermanos, la resistencia que ustedes llevan adelante no sólo es una señal de su combatividad y firmeza. Es también una muestra de su inteligencia para luchar. Cuando el supremo gobierno esperaba una reacción irreflexiva al golpe que daba, los trabajadores de Ruta 100 desplegaron una resistencia variada e imaginativa. La inteligencia siempre es saludada, esté en donde esté, pero es más apreciada cuando viene de un sector que se opone a la política criminal de una pandilla con cargos de gobierno. Y cuando este sector que resiste con inteligencia es parte del movimiento obrero mexicano, el saludo se hace esperanza.

No sólo ha sido inteligente su movimiento, también ha demostrado a todos, incluso a sus detractores, la fuerte unidad que tienen. Ni las amenazas ni los chantajes ni los sobornos han podido partir a su organización y enfrentarla a sí misma, que es lo que deseaba el mal gobierno.

Inteligencia, unidad y resistencia. Estas son las tres características principales de su movimiento y, es seguro, son las tres principales lecciones que ustedes dan a todas las fuerzas que luchan, en distintos lugares y de formas diversas, por la democratización del país.

No creo que les esté diciendo algo nuevo cuando les digo lo anterior. Ustedes mismos se han dado cuenta de la simpatía que tienen en el pueblo mexicano, ustedes saben que su movimiento, como señaló con acierto uno de sus dirigentes, no es sólo por la defensa de una fuente de trabajo, sino un ejemplo de que la dignidad no se golpea impunemente, que la dignidad está también en las ciudades, que vive en los trabajadores, y que resiste, hoy, en los trabajadores de Ruta 100. Sepan ahora que la admiración y simpatía que tienen entre la población urbana también la compartimos nosotros los zapatistas.

La injusta detención de sus asesores y dirigentes ha sido un golpe duro, es cierto. Pero ellos no se han rendido, ustedes resisten y, sobre todo, su independencia y su ser consecuentes está fuera de duda. Desgraciadamente en México, para que a un dirigente o a un movimiento de izquierda le reconozcan honestidad debe estar en la cárcel... o muerto.

La estupidez del enemigo los ha hecho más fuertes. Golpeándolos, el gobierno pensaba que los acabaría. No fue así, los hizo más fuertes y consiguió que sectores de lucha que antes los veían con recelo, ahora no tengan más que mostrar respeto a su movimiento, a su firmeza, a su resistencia.

El gobierno, nuestro enemigo, es estúpido y cobarde, pero también es traicionero. Su imbecilidad lo lleva a realizar acciones absurdas y sin sentido, y entre ellas está el crimen. Nosotros hemos aprendido a no esperar nada bueno del gobierno. Nada tiene que ofrecernos como no sean el engaño y la muerte. No se confíen hermanos. Nada tendremos que no venga de nosotros mismos, de los que son nuestros iguales, los miserables, los que nada tienen, los que no cuentan, los que no tienen voz, los que no tienen rostro, los que no son nombrados. Pero así como ayer tuvieron voz en la palabra de los zapatistas y hoy vuelven a hablar en el grito de los trabajadores de Ruta 100, mañana un gran movimiento gritará con todos los silencios, tendrá la cara de todos los sin rostro, y será nombrado por todos los innombrables.

Cualesquiera que sea el desenlace que tenga su movimiento, hoy ustedes representan a lo mejor del pueblo mexicano trabajador, representan la dignidad de los trabajadores de la ciudad, representan la esperanza de que esa gran fuerza revolucionaria que es la fuerza de los obreros despierte de la larga noche en que la soberbia del dinero, la corrupción de los falsos representantes laborales y la criminal acción del gobierno han tenido sobre todos los mexicanos.

Salud hermanos trabajadores de Ruta 100. Es poco lo que les podemos dar en nuestra pobreza, pero lo damos con admiración y respeto.

No se rindan, sigan adelante. Aunque nuestra voz no tenga un lugar en su grito y el silencio sea el apoyo que nos dan, nuestro corazón está con su corazón de ustedes. Y el corazón, pese a quien le pese, es lo que vale.

Adelante hermanos. Que su resistencia y su dolor de estos días difíciles sea también parte de la fuerza que obligará a este país a que, por fin, se amanezca.

Vale. Salud y que la dignidad obrera tome la palabra... para ya no callar jamás.

Desde las montañas del Sureste mexicano.

Subcomandante insurgente Marcos.

México, agosto de 1995.