Entrevista al Comandante Javier,

21 de diciembre de 1994.

José Gil Olmos y Hermann Bellinghausen, Los Altos de Chiapas [LJ, 23/xii]. "No es una amenaza ni aparentamos que estamos. Estamos en todas partes, en otros municipios. Somos un chingo, pues", afirma con vehemencia el comandante Javier, miembro del CCRI en la zona de Los Altos. Y aclara, acerca de su aparición el pasado 19 y su casi inmediata desaparición de los caminos y carreteras: "No estamos replegados, estamos esperando así, a un ladito".

Entrevistado en medio del bosque, "en algún lugar de Los Altos", el comandante Javier, vestido con el uniforme zapatista (pantalón negro, camisa café y pasamontañas) lanza un mensaje al gobierno federal: "Que nos reconozcan como pueblo organizado; respeto a los nuevos municipios rebeldes; que tomen en cuenta las necesidades de los indígenas; reconocimiento a las autoridades de los 30 municipios rebeldes; la renuncia de Eduardo Robledo Rincón y el reconocimiento del gobierno de transición de Amado Avendaño Figueroa; que haya justicia, libertad y democracia".

Sobre las crujientes hojas secas que dejó el otoño, ya pudriéndose por la humedad que honguea el suelo y los troncos, el Comandante Javier, rodeado por una escolta de cinco milicianos y un joven capitán insurgente "que no está autorizado para decir su nombre" todavía, habló con enviados de tres medios nacionales sobre la nueva situación del conflicto chiapaneco.

Claro en sus planteamientos, el dirigente clandestino asegura que el rompimiento de cese del fuego no lo dio el EZLN sino el gobierno, con la imposición de Eduardo Robledo el 8 de diciembre.

"Nosotros queremos la paz, pero con dignidad. No vamos a dejar que chinguen al pueblo. Nosotros cumplimos y el gobierno no", asegura, y pide la salida del ejército federal de Simojovel: "Están metidos en nuestro territorio, no hay necesidad de que estén ahí".

Después de dos días de hermetismo, el alto mando del CCRI zapatista finalmente aceptó dialogar con los medios de comunicación. El comandante Javier, de aproximadamente 30 a 40 años, dice llevar diez en la organización. Tzotzil originario de Los Altos, también se ha mantenido en la selva. "Me nombraron responsable de organizar políticamente las comunidades, explicar lo que está pasando. El primero de enero era yo mando del Comité".

Su rostro, lo que de él se puede ver, resulta familiar, pues participó en los diálogos de San Cristóbal de las Casas en febrero y marzo de este año. Ésta es la entrevista primera que concede el mando zapatista después de la movilización que al cabo de diez días culminó el 19 de diciembre.

"Antes que nada quiero decir de nuestra presencia aquí en Los Altos y en tantos otros municipios. De por sí, desde antes somos zapatistas, sólo que no habíamos mostrado la fuerza en esta parte.

"Somos de la misma organización, nos hemos venido preparando desde antes del primero de enero. Nos preparamos para buscar una solución a nivel estatal y nacional. No es cierto lo que dice el gobierno de que estamos en unos cuantos municipios, cercados en la selva, sino que somos un chingo, en Chiapas y en otros estados también.

"Queremos presentar de nuevo las causas y objetivos de este movimiento. Cuando tomamos San Cristóbal empezó la guerra, éramos varios municipios pero nos retiramos a la selva y permanecimos unos tiempos allá, para ver la respuesta del gobierno a las demandas que presentamos. "

La conversación se realiza a escasos 30 kilómetros de San Cristóbal, y a unos 20 del retén del ejército federal, que esta tarde volvió a colocarse en La Ventana, entronque entre Zinacantán y Chamula.

"Nosotros cumplimos en mantener el cese del fuego, resistimos con los de la sociedad civil, que tanto se movieron para ver si hay avance por las vías políticas. Estamos conscientes de esperar. Hemos cumplido. También cuando se celebró la primera Convención Nacional Democrática. Los pueblos cumplieron de esperar, dieron la posibilidad de votar también, con un candidato de la sociedad civil. De los varios municipios de Los Altos, la mayoría votaron por un candidato de la sociedad civil, que es Amado Avendaño. Como sabemos, del PRD; no todos somos del PRD, sólo aprovechamos la posibilidad de lanzar un candidato. Por eso votaron los pueblos controlados por el ejército zapatista.

"Después vimos que no hay posibilidad, que no reconocieron como gobernador al que ganó la mayoría de votos de todos los pueblos, y que Robledo Rincón tomó posesión a la fuerza. Se ve que no es el candidato del pueblo. No hubiera necesitado a los militares si de veras fuera gobierno del pueblo.

"Estábamos allá en la selva, pero como trataron de romper el cese del fuego se movilizó esta parte, y los pueblos de Los Altos nos pidieron que actuáramos. Nos movimos a todos nuestros municipios para presionar, a ver qué responde el gobierno."

En un claro castilla, pero endulzado con la entonación maya, las palabras del comandante Javier fluyen con soltura:

"Después del primero de enero en estos pueblos no ha pasado nada. Hay mucha presión del gobierno, trata de convencer a la gente con migajas para tapar la cara, no sabe que son zapatistas. Entonces, cada vez se mete más el coraje, ya que la gente declara una guerra y todavía le siguen ofreciendo promesas.

"Después de la declaración de San Cristóbal muchos pueblos nos buscaron y pidieron información; presentaron qué es lo que piden. Así pues explicamos de la situación y las causas de lo que está pasando. Y mismos pueblos tomaron la decisión de avanzar más rápido. No tanto fuimos al pueblo, sino que el pueblo nos pidió.

"En esta zona que no había cerco militar se creció mucho. Así se avanzó. Por eso, cuando están muy fuertes las inconformidades, nos piden pasar a todos estos municipios. Las tropas zapatistas se movieron para que dé respuesta el gobierno. Porque si va a pasar lo mismo de antes, van a ser más fuertes las cosas que hagamos.

"Crecieron las bases de apoyo y el ejército zapatista. No como dijeron cuando fuimos a tomar San Cristóbal y regresamos: «ya se acabó ese ejército, son pocos, unos grupitos, campesinos de pocos municipios que tratan de controlar». No es cierto, estamos en un chingo de otros municipios. Orita se están metiendo los soldados en Simojovel, en Bochil, pero ya controlamos ahí, y si tratan de entrar a la fuerza más adentro, pues como que son responsables de lo que pase.

"El movimiento del 19 lo hicimos para que actuara el gobierno. Si va a reconocer de veras nuestro movimiento así, pacífico. No estamos atacando cuarteles, sólo vamos a donde los pueblos nos pidieron. Tenemos un chingo de actas que nos entregaron con lo que piden, ya no quieren esperar.

"Lo que sí, declaramos nuevos municipios, nuevas autoridades; los rigen sus propias leyes, de acuerdo con sus costumbres, con sus culturas, así como cada pueblo tiene antes de sus historias."

Insiste en la nueva demarcación:

"Donde están los retenes ya es territorio zapatista, aunque nos hayamos regresado un poco. Los que quitan las mantas y hacen desbloqueo son personas que no entienden todavía, son del PRI, le tienen confianza al Estado."

Interrogado sobre sus relaciones con estos grupos, el comandante Javier refiere:

"No estamos organizados con ellos todavía. Tratamos de explicarles pero todavía no muy entienden. Como están confundidos esperan solución del Estado, creen que así hay solución a sus problemas. Unos se sienten todavía PRI, pero más demasiados se sienten como nosotros; ellos no tienen tampoco comida, ni siquiera casa ni tierras donde trabajar.

"Nosotros no vamos a hacerles nada pues, les tratamos de orientar. No nos preparamos para atacar a los mismos pobres, los mismos campesinos. Y donde estamos somos la mayoría, estamos conscientes."

Acerca de la internación del ejército federal en territorio reivindicado por el EZLN, dice:

"Si tratan de respondernos a la fuerza, si empiezan a atacarnos o molestar los pueblos, ahora sí para eso estamos preparados."

Ríe suavemente, con la seguridad de alguien que da por descontada la certidumbre de sus pensamientos:

"Si no nos atacan, está bien. Pero los pueblos nos piden que no les permitamos entrar en sus territorios, porque es un derecho de los pueblos que ya tomen su poder y pongan una autoridad nueva. Pero si no nos respetan, si cierran otra vez el camino, eso queremos ver.

"¿Qué tanta necesidad tienen de meterse otra vez en los pueblos los soldados? ¿Acaso es lo que los pueblos piden? Están pidiendo justicia, democracia, libertad, que haya todo lo que necesita para vivir cada pueblo. No están pidiendo que entre el ejército para meter miedo."

Su voz sube, se entusiasma. Agita cadenciosamente sus manos, en afán de destacar la seriedad de lo que dice:

"Esperamos a ver qué pasa en Simojovel. Pero quedamos claros que los soldados federales no están conscientes, no entienden, están metidos en medio, allá donde controlamos nosotros. Queremos que se sepa, porque el riesgo que traen es que choquen con nuestras fuerzas. Escriban para que se entienda, no es amenaza ni aparentamos que estamos; estamos en todas partes, en otros municipios. Somos un chingo pues."

En relación con la presunta aparición de zapatistas en territorio tabasqueño, afirma:

"Pues sí, son zapatistas. No nos podemos ni contar, en cualquier parte van a salir. Si no se cumple, van a mostrar su fuerza en otros estados. Se ve que tantos problemas, tantas necesidades de los pueblos son a nivel nacional. Nuestros 12 puntos son una necesidad. Nosotros no hacemos la guerra, es el gobierno, que no nos deja tener derecho. Así, nunca va a parar la guerra.

"¿Cómo quieren que haya paz en municipios como aquí, más jodidos todavía que los de la selva? Yo conozco. ¿Qué hay aquí? ¿Dónde va a trabajar la gente? Aquí no hay terrenos, ni siquiera alcanzan los cerros pelones. ¿Dónde van a conseguir leña? ¿Y 'caso hay una buena tierra para cultivar? Así no hay esperanza de que se calmen las cosas. El gobierno ofrece paz pero ¿qué paz? El presidente Zedillo nos pide diálogo, pero así, sin condiciones, es difícil. Mientras no se respete la voluntad popular, no habrá justicia. Al tomar posesión por la fuerza Robledo Rincón, él mismo rompió la tregua."

-¿Existe la posibilidad de una tregua?

-Sí hay posibilidades de sentarse a un nuevo diálogo con las condiciones zapatistas. Que haya cumplimiento y no sólo palabras, como se hizo la primera vez en San Cristóbal.

"Pase lo que pase, ya no vamos a dejar los lugares que tenemos ganados. Si se mete a la fuerza el ejército federal, estamos dispuestos a resistir.

"Como ya dimos una acción, esperamos a ver si nos atacan, si no nos dejan tomar los municipios. Como quiera, las nuevas autoridades van a gobernar. Si las cosas están tensas, se toman militarmente los municipios; si no, no.

"No estamos replegados, estamos esperando a un ladito. Hablamos del camino pacífico, pero estamos para defender. No atacamos, la lucha todavía es pacífica. Pero ahí estamos."

El buen humor predomina en el ánimo del comandante Javier. Una envidiable levedad le ayuda a decir las cosas más graves:

"No hablamos de guerra, sino de solución pacífica. Pero no tenemos miedo de morir, para eso venimos. Si es necesario, moriremos por la dignidad del pueblo, no por cobardía. Habrá otras personas que continúen los trabajos."

Otras veces, otros ámbitos, pero todo viene a ser lo mismo.