Prólogo.
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
LA POSDATA, REBELDE COMO ES, HA TOMADO POR ASALTO EL LUGAR DEL PRÓLOGO. TODOS SABEN QUE LAS POSDATAS VAN AL FINAL DE LAS CARTAS Y NO COMO INICIO DE LOS LIBROS, PERO ACÁ, EN LAS MONTAÑAS DEL SURESTE MEXICANO, TENEMOS UNA DISCIPLINA DE “NUEVO TIPO”, O SEA QUE CADA QUIEN HACE LO QUE LE DA LA GANA. LOS MUERTOS, POR EJEMPLO, NO SE QUEDAN QUIETOS. FIN DE LA NOTA.
P.D. QUE SE EXPLICA A SÍ MISMA.- Hace 10 años, la madrugada del primero de enero de 1994, nos alzamos en armas por democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos. En una acción simultánea, tomamos 7 cabeceras municipales del suroriental estado mexicano de Chiapas y le declaramos la guerra al gobierno federal, a su ejército y policías. Desde entonces el mundo nos conoce por “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.
Pero nosotros ya nos llamábamos así desde antes. El 17 de noviembre del año 1983, hace 20 años, se fundó el EZLN, y como EZLN empezamos a caminar las montañas del sureste mexicano, cargando una pequeña bandera de fondo negro con una estrella roja de cinco puntas y las letras “EZLN”, también en rojo, al pie de la estrella. Aún cargo esa bandera. Está llena de remiendos y maltratada, pero todavía ondea airosa en la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
También nosotros llevamos remiendos en el alma, heridas que suponemos cicatrizadas, pero que se abren cuando menos lo esperamos.
Durante 10 años nos preparamos para esos primeros minutos del año 1994. Allá se mira Enero del 2004. Pronto serán 10 años de guerra. 10 años de preparación y 10 años de guerra, 20 años.
Pero no voy a hablar ni de los primeros 10 años, ni de los de después, ni de los 20 sumados. Es más, no voy a hablar de años, de fechas, de calendarios. Voy a hablar de un hombre, un soldado insurgente, un zapatista. No voy a hablar mucho. No puedo. No todavía. Se llamaba Pedro y murió combatiendo. Tenía el grado de subcomandante y era, en el momento de su caída, jefe del estado mayor del EZLN y mi segundo al mando. No voy a decir que no ha muerto. Está muerto de por sí y yo no quisiera que estuviera muerto. Pero, como todos nuestros muertos, Pedro camina por acá y cada tanto se aparece y habla y bromea y se pone serio y pide más café y enciende el enésimo cigarrillo. Ahora está aquí. Es 26 de octubre y es su cumpleaños. Le digo “salud al cumpleañero”. Él levanta su pocillo de café y dice “salud Sub”. Yo no sé por qué me puse “Marcos” si nadie me dice así, todos me dicen “Sub” o sus equivalentes. Pedro me dice “Sub”. Platicamos con Pedro. Le cuento y me cuenta. Recordamos. Reímos. Nos ponemos serios. A veces lo regaño. Lo regaño por indisciplinado, porque yo no le ordené que se muriera y él se murió. No obedeció. Lo regaño pues. Él sólo abre más los ojos y me dice “ni modos”. Sí, ni modos. Entonces le enseño un mapa. De por sí le gusta ver los mapas. Le señalo lo que hemos crecido. Sonríe.
Josué se acerca, saluda y felicita “felicidades compañero subcomandante insurgente Pedro”. Pedro se ríe y dice “Úta madre, cuando acabas de decir todo eso yo ya cumplí años de nuevo”. Pedro lo mira a Josué y me mira. Yo asiento en silencio.
De pronto ya no estamos celebrando al cumpleañero. Estamos los tres subiendo una loma. En un descanso Josué dice “Ya va a salir 10 años del inicio de la guerra”. Pedro no dice nada, sólo enciende el cigarro. Josué agrega “Y 20 años de que nació el EZLN. Hay que hacer un gran baile”.
“20 y 10” repito despacio, y agrego “y los que nos faltan…”.
Para esto ya llegamos a la punta de la loma. Josué baja su mochila. Yo enciendo la pipa y con la mano señalo allá a los lejos. Pedro mira a donde señalo, se levanta y dice, se dice, nos dice: “Sí, ya se mira el horizonte...”
Se va Pedro. Josué levanta de nuevo su mochila y me dice que tenemos que seguir.
Y sí, de por sí así es: tenemos que seguir…
¿Qué les estaba diciendo? ¡Ah sí! Nosotros nacimos hace 20 años y hace 10 años nos alzamos en armas por democracia, libertad y justicia. Nos conocen con el nombre de “Ejército Zapatista de Liberación Nacional” y nuestra alma, aunque con remiendos y cicatrices, sigue ondeando como esa vieja bandera que se ve allá arriba, ésa con la estrella roja de cinco puntas sobre fondo negro y las letras “EZLN”.
Nosotros somos los zapatistas, los más pequeños, los que se cubren el rostro para ser mirados, los muertos que mueren para vivir. Y todo esto es porque hace 10 años, un primero de enero, y hace 20 años, un 17 de noviembre, en las montañas del sureste mexicano…
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 26 de octubre del 2003.