Dice Durito que los poderosos han hecho plano el mundo. Que
a fuerza de guerras, de muerte y destrucción, lo han
ido achatando hasta quitarle su redondez.
"Y no sólo"-, dice Durito, "ya achatado, los poderosos han colocado el mundo como si fuera una pared que divide a unos de otros. Pero no es una pared así como las conocemos, no. Es una pared acostada. O sea que no sólo hay un lado y otro lado, sino que hay un arriba y un abajo".
Dice Durito que del lado de arriba del muro, viven los poderosos en impresionantes palacios, con autos lujosos, grandes jardines, piscinas, altos edificios. Dice Durito que allá arriba hay mucho espacio y poca gente. Pocos, muy pocos.
"Del lado de abajo del muro", dice Durito, "vive la gente muy así, muy común y corriente, habita en casas humildes, amontonadas unas encima de las otras, el aire está como sucio, igual el agua. Acá bajo hay poco espacio y mucha gente. Muchos, muy muchos".
"En los libros de geografía se sigue enseñando que el mundo es redondo, pero todo es una triquiñuela para esconder que hay unos que están arriba y hay otros que están abajo; y, sobre todo, que los que están arriba están ahí porque los sostienen los de abajo", dice Durito mientras martilla un globo terráqueo, de ésos que usan en las escuelas, para ilustrar su lección de hoy.
Dice Durito que el muro y lo que está arriba pesan mucho, y que, entonces, los que están abajo se inconforman, murmuran, conspiran.
Dice Durito que, además, el gran peso ha provocado que se haga una gran grieta en el muro.
Dice Durito que el Neoliberalismo trata de resanar el muro y que la pasta que usa es la clase política.
Dice Durito que los de abajo, es decir, la inmensa mayoría de la humanidad, trata de asomarse por la hendidura para ver qué es lo que pesa tanto y, sobre todo, por qué es que debe soportar ese peso.
Dice Durito que la rebeldía en el mundo es como una grieta en un muro: su primer sentido es asomarse al otro lado. Pero después, esa mirada debilita el muro y termina por resquebrajarlo por completo.
Dice Durito que la rebeldía va más allá de lo que va el "cambio" moderno.
Porque el "cambio" moderno aprovecha la grieta para colarse al otro lado del muro, al de arriba, olvidando, consciente o inconscientemente, que por la grieta no pueden pasar todos. El "cambio" es entonces pasar al lado de arriba, y la democracia neoliberal es que unos pocos vean en representación de muchos, y que esos pocos le cuenten a los muchos lo que no pueden ver.
"Claro", dice Durito, "teniendo especial cuidado en no tocar el tema de por qué están unos pocos arriba y unos muchos abajo; y, especialmente, el asunto de que los de abajo sostienen a los de arriba".
"La rebeldía, en cambio, va más allá. No pretende asomarse al otro lado, ni mucho menos pasar allá, sino lo que quiere es debilitar el muro de tal forma que acabe por desmoronarse, y, así, no haya ni uno ni otro lado, ni un arriba ni un abajo".
"Y ya que estamos hablando de muros, un muro sin graffiti es como un mundo sin rebeldes, es decir, no vale la pena", dice mientras lo persigue inútilmente un camión de policías, después de pintar, con letras grandes y de todos los colores, un "NO" en la hoja del calendario del Poder.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Abril del 2003.