EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.


Calendario de la resistencia

DICIEMBRE: DISTRITO FEDERAL, LA DUODECIMA ETAPA
(Imagen Segunda:
México DF, el Diciembre de Acteal o el porqué del País Vasco)

Siguen piedra y nube recorriendo la ciudad y las obras que, se adivina, se encaminan a levantar otra ciudad para los poderosos, una que subordine a las otras ciudades.

Para asegurar esto, del norte revuelto y brutal López Obrador ha importado el llamado Plan Cero Tolerancia (y con él vienen el Robo Cop Giuliani y su guardia pretoriana). El plan se basa en un artículo de los criminólogos G. I. Kelling y J. Q. Wilson, de 1982: "Cristales rotos". Según esto, existen situaciones que favorecen la aparición y desarrollo del crimen: "Hay un terreno abandonado, crece la mala hierba, alguien rompe los cristales, los adultos ya no riñen a los niños que hacen ruido, y éstos, así animados en sus andanzas, se vuelven rebeldes, se van las familias, se va acumulando la basura, la gente empieza a beber frente a las tiendas, un borracho se cae en la acera y puede quedarse ahí hasta que se recupere, los mendigos se dirigen molestando a los transeúntes, y si hay mendigos, mañana llegarán los ladrones y pasado los asesinos".

¿Siguió la lógica? Con este impecable razonamiento la policía no persigue a los grandes criminales, sino a los niños y jóvenes que pudieran convertirse en mendigos y borrachos, que pudieran a su vez convertirse en ladrones y asesinos. Si usted encuentra alguna semejanza con la doctrina de guerra preventiva que alienta la guerra de Bush-Blair-Aznar contra Irak, es porque es usted un mal pensado, ya que ésta es la ciudad de la esperanza. Aunque, claro, con este plan se verán reducidas las garantías individuales, avanzará el pensamiento conservador y toda solidaridad vecinal que no pase por el Ministerio Público será sospechosa de delincuencia organizada.

De lo que se trata, finalmente, es de construir un cerco de seguridad en torno a la ciudad del Poder, un cerco preventivo que deberá, para cumplir su labor, excluir o recluir a los pobres de esta ciudad, que son quienes hacen que la urbe viva y camine.

Junto a esto, López Obrador trabaja en otra construcción: la de un acuerdo con los grandes capitales de la industria y el comercio. Para obtener su beneplácito, el jefe de Gobierno oferta una ciudad bajo control social y policiaco, además de la infraestructura necesaria para la nueva metrópoli donde los ricos no serán los primeros, sino los únicos.

Estos son los pasos: primero se señala que es necesario parar la construcción de viviendas en las delegaciones de la periferia del DF; luego se dice que es indispensable repoblar las delegaciones del centro; inmediatamente se crea el patronato Centro Histórico, encabezado por Carlos Slim Helú; luego se promueven tres megaproyectos: el corredor financiero (la calle de Reforma), el proyecto Alameda y el proyecto Centro Histórico; finalmente se anuncia que Carlos Slim está comprando terrenos y viejos edificios de toda esta zona. Así, la construcción de vivienda popular se parará, bajo el pretexto de que ya no es posible seguir creciendo hacia la periferia. Al mismo tiempo, tres delegaciones serán modelos de lo que será la Ciudad Global. El nivel de ingresos, educación, servicios médicos, servicios de comunicación y, desde luego, seguridad pública, serán muy otros en comparación con el resto de las delegaciones.

Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México y de América Latina, no está detrás de todo esto, sino al frente. En una especie de biografía no autorizada (Carlos Slim. Retrato inédito. Ed. Océano), el periodista José Martínez Mendoza (que antes escribió la semblanza de Carlos Hank González) da un perfil del señor Slim, quien se precia de ser un self made man, un hombre que ha cultivado con esmero la imagen de haber empezado desde abajo. Pero probablemente se refiera a la planta baja de su mansión, porque Slim entra a la lista de los grandes millonarios después de comprar Teléfonos de México (Telmex) en 400 millones de dólares, siendo que su valor era de 12 mil millones de dólares. ¿Quién fue el vendedor? Carlos Salinas de Gortari. Desde 1984, cuando se asoció con otros empresarios en Libre Empresa SA (LESA), que compraría las paraestatales, Slim trabajó en la amistad con los políticos. Y después no limitó su círculo a los priístas, sino que lo amplió incluyendo a panistas y perredistas, a intelectuales críticos y artistas, a directores de medios de comunicación.

De la misma inteligencia y pragmatismo, Slim y López Obrador pronto hicieron el click que no suele abundar entre políticos y empresarios. Pero ambos saben que lo suyo no es amistad. Son vecinos en Cuicuilco, tienen intereses comunes, se ofrecen intercambios y, como comerciantes, fingen cordialidad mientras revisan celosamente sus cuentas y, al final de cada reunión, buscan en sus bolsillos para ver si no falta nada.

No son pocos los intelectuales y políticos que se precian de tener la amistad de Carlos Slim Helú. Algunos de ellos se vanaglorian de asesorar al señor más poderoso de Latinoamérica. Pero el señor Slim no tiene asesores ni amigos, tiene empleados. Sólo que algunos de ellos no lo saben.

Uno de ellos es el señor Felipe González Márquez, ex presidente del gobierno español y ahora edecán de los grandes capitales europeos. El señor González realiza frecuentes viajes a México para compartir con su amigo Slim su gusto por la buena mesa, el cultivo de bonsáis, la fotografía y el billar. Pero fue años antes, en 1995, y de la mano de Slim Helú, que Felipe González, siendo presidente del gobierno español, hizo amistad con otra persona: Ernesto Zedillo Ponce de León. Para llegar a esos tiempos, vayamos antes al pasado inmediato:

En el mes de septiembre del año 2002, horas antes de que el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la contrarreforma indígena se hiciera público, el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) supo cuál sería el resolutivo y su significado: los tres poderes de la Unión se habían unido para decretar la cancelación definitiva de la vía del diálogo y la negociación para la solución del alzamiento zapatista.

Empezamos a trabajar en una de las opciones que habíamos contemplado desde finales de 2001: intentar a nivel internacional lo que había fracasado a nivel nacional. Así, el EZLN enviaría una delegación a Europa, con el fin de apelar ante los organismos internacionales y, apoyado en quienes en México y en el mundo simpatizan con la causa indígena, tratar de conseguir el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. Se trataría de una marcha semejante a la de 2001, pero con algo fundamentalmente diferente: si en la movilización de 2001 el EZLN se limitó única y exclusivamente al tema indígena, en la marcha internacional se ligaría ese tema a las luchas que existen en el mundo, en particular las que tienen que ver con el reconocimiento de las diferencias, las resistencias y rebeldías, y muy especialmente con las oposiciones a los preparativos guerreros que ya se habían echado a andar contra Irak.

Pensábamos que Europa era un terreno donde el belicismo internacional podría ser contrarrestado sacándolo de su lógica, y que esto pudiera irradiarse al resto del mundo. No era que nos sintiéramos con la capacidad de provocar ese movimiento internacional, pero sí con las posibilidades de contribuir, junto con otras fuerzas que ya se movían en la Europa social, a que algo se echara a andar. Pensábamos que era la oportunidad de participar más directamente en la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos. En resumen, no iríamos a Europa de bien portados, sino que nuestra palabra sería de rebeldía. El problema era, claro, cómo y cuándo ir. En esas estábamos cuando el 2 de noviembre de 2002, el Día de Muertos, una persona hizo contacto con la Comandancia General a través de un propio.

Cumpliendo con lo acordado, no podremos decir mucho acerca de esta persona, sólo que estuvo muy cercana a los círculos del poder político y económico entre los años 1993 y 1996. Luego de poner las condiciones en cuanto a discreción y secreto, el mensaje de la persona decía, palabras más, palabras menos, que tenía información que podía serle útil al EZLN. Y ahora cito textualmente: "Si les interesa, díganme. Se trata de Acteal". No era la primera vez que gente disidente del gobierno nos hacía llegar información, a veces cierta, a veces falsa, así que le mandamos decir que podía enviarnos lo que supiera. Esto es lo que reveló:

En los meses posteriores a febrero del año de 1995, fracasada la traición de Zedillo al EZLN junto con la ofensiva militar que la acompañó, y agotado el teatro de la detención de Raúl Salinas de Gortari, los generales Renán Castillo (jefe militar y gobernador de facto en Chiapas) y Cervantes Aguirre (secretario de la Defensa Nacional) insistían en la necesidad de activar a grupos paramilitares para enfrentarlos a los zapatistas (Renán Castillo había estudiado con los norteamericanos y Cervantes Aguirre estaba en tórrida luna de miel con su homólogo estadunidense, así que la opción que entonces llamaban Colombia tenía el respaldo del Departamento de Estado norteamericano).

Sin embargo, Zedillo no acababa de decidirse. En ese mismo año de 1995, aparece un personaje del gobierno español. "Intimo del Presidente", dice quien nos pasó la información, "asistió a reuniones que no eran estrictamente sociales, sino que en ellas se tocaban asuntos de Estado".

En una de esas reuniones, Zedillo comentó sobre los zapatistas y el problema que representaba acabar con ellos, pues tenían a la opinión pública de su lado. El personaje del gobierno español dijo entonces que lo que había que hacer era destruir la legitimidad de los zapatistas y después dar el golpe. Zedillo le recordó al personaje la historia del 9 de febrero y sus consecuencias. El español aclaró que no se refería a eso, sino a que, si los zapatistas luchaban por los indígenas, pues había que hacer que lucharan contra los indígenas. En España, dijo el de ese país, hemos creado unos grupos para contrarrestar el independentismo vasco. Zedillo dijo que sabía de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) y que había una investigación para deslindar responsabilidades gubernamentales en los secuestros y asesinatos de etarras. El español no se apenó y señaló que matar y secuestrar a asesinos no es un crimen, sino un favor que se le hace a la sociedad. Agregó que los GAL hacían más cosas, como realizar atentados que luego se le atribuían a ETA. Zedillo preguntó si el rey sabía de eso. El español respondió: "El rey sabe lo que le conviene y finge que no sabe lo que no le conviene", y añadió que no pasa nada, que apenas unos días de escándalo en la prensa y ya, que nadie va a profundizar cuando los muertos son terroristas, que hay decisiones graves que deben tomarse por razones de Estado.

Zedillo señala que eso no sirve aquí, porque los zapatistas no son terroristas. "Hágalos terroristas", dice el español, y prosigue: "Lo que hay que hacer es crear un grupo armado de indígenas, hacer que se enfrente a los zapatistas, se pelean, hay muertos, entra el ejército a poner en paz a todos y ya". El español continúa: "nosotros podríamos echarles la mano con algunos consejos, en fin, algo de experiencia. Claro que esperamos de su gobierno alguna cooperación a cambio, como la extradición de etarras que viven en su país". Zedillo dice que no es seguro que sean etarras. "Eso no es problema -dice el español-, nosotros nos encargamos de que lo sean". El español agrega que su gobierno podría apoyar también al gobierno mexicano en las negociaciones comerciales con Europa, y termina su argumentación con una frase: "Hombre, Ernesto, si en algo somos expertos los españoles es en exterminar indígenas".

Hasta aquí la información que nos llegó. El resto se infiere rápidamente: Zedillo ordena la activación de los grupos paramilitares, el gobierno español da asesoría, y el gobierno mexicano incrementa la extradición de supuestos etarras.

El 22 de diciembre de 1997, un grupo paramilitar marcha a enfrentarse con los zapatistas. Estos se repliegan para evitar un choque entre indígenas y avisan a los no zapatistas de la amenaza. En Acteal quedan Las Abejas, desarmados y confiados en que, siendo neutrales, nada les pasará. La carnicería empieza y termina, mientras policías y militares esperan pacientemente para entrar a "poner paz" en el "enfrentamiento" entre indígenas. La verdad se descubre casi inmediatamente gracias a los medios de comunicación. La noticia da la vuelta al mundo y conmociona a todo ser humano noble. En Los Pinos, Zedillo sólo repite: "¿Por qué niños y mujeres?"

Aún fresca la sangre de Acteal, entrevistado por el periodista mexicano Luis Hernández Navarro (La Jornada, 10 de marzo de 1998), Felipe González se expresaba así de la matanza: "Eso siempre crea una tremenda conmoción. Vivimos en esa globalización mediática que genera impactos. México tiene la grandeza de que una cosa así es una noticia explosiva y que preocupa. Situaciones muchísimo más graves en otras latitudes no merecen portadas de periódico, o no llegan a pasar esas barreras de la comunicación". Así que todo es un problema de exageración de los medios...

¿Era Felipe González Márquez la persona que platicó con Zedillo sobre los GAL, los paramilitares y la extradición de vascos? ¿Era alguien de su gobierno? Algunos recuerdos arrancados de calendarios anteriores:

1995: en España, el Tribunal de Conflictos faculta al gobierno de Felipe González a no entregar documentación vinculada con los Grupos Antiterroristas de Liberación. Fundados el 6 de julio de 1983, los GAL tienen responsabilidad en cuando menos 40 atentados con 28 muertos, entre 1983-1987. En octubre de 1995, Ernesto Zedillo se reúne en privado con Felipe González en Bariloche, Argentina, en ocasión de la quinta Cumbre Latinoamericana.

En 1996, enero: los acusados por la guerra sucia contra ETA se quejan de que todo el asunto de los GAL es una conspiración para "derrocar" al entonces presidente Felipe González. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español) mantiene a José Barrionuevo, ex ministro del interior procesado, junto con el ex secretario para la seguridad del Estado, Rafael Vera, por su actividad terrorista, en la lista de candidatos a diputados. Ernesto Zedillo Ponce de León viaja a España en su primera visita de Estado a ese país.

En febrero: es detenido Jaime Iribarren, parlamentario de Herri Batasuna, acusado de quemar una excavadora. También en esos días es detenido Jon Idígoras, líder de Batasuna, por órdenes del juez Baltasar Garzón, que lo quería vincular a la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA). Entre los antecedentes "criminales" de Idígoras está el haber entonado una canción nacionalista durante una visita del rey Juan Carlos a Guernica, en 1981. Circula un video donde integrantes de ETA plantean una propuesta negociadora con el Estado español. Felipe González desestima los sondeos que dan ventaja al Partido Popular (PP) sobre el PSOE. En marzo, el PSOE de González pierde las elecciones frente al Partido Popular de Aznar. El cantante hispano Raphael manifiesta sus esperanzas en Aznar: "Estoy seguro que sabrá hacer justicia a la memoria de Franco".

Julio de 1996: la justicia española condena a 122 años de cárcel a José Koldo Martín Carmona, deportado por México en noviembre de 1995. Junto con Lourdes Churruca, Koldo fue acusado de tres atentados que no produjeron víctima alguna. En esas fechas tres jóvenes vascos eran juzgados por haber incendiado una camioneta de la policía. Las penas pedidas para ellos oscilaban entre los 111 y los 592 años de prisión.

En este año sale a la luz el libro Roldán-Paeza, la conexión suiza, del periodista Juan Gasparini. El libro revela algunos aspectos de la corrupción al interior del gobierno de Felipe González, en particular sobre Luis Roldán, ex director de la Guardia Civil. Entre las empresas corruptoras está la compañía Siemens. Uno de sus abogados, Ulrich Kohlí, además de venderle minas antipersonales a Saddam Hussein, lavó dinero para la familia Salinas de Gortari. Felipe González sale en defensa de su amigo Carlos Salinas de Gortari elogiando sus políticas.

1998, julio: José Barrionuevo y Rafael Vera, vinculados a los GAL, son condenados a 10 años de prisión. Durante el proceso Felipe González compareció como testigo y aludió, en repetidas ocasiones, a la razón de Estado como justificante de determinadas decisiones graves en situaciones críticas.

En marzo de 1999, una foto periodística (La Jornada. Pedro Valtierra) presenta a Zedillo saludando a Felipe González bajo la mirada complaciente del ex primer ministro israelí Shimon Peres.

En octubre del año 2000, Zedillo come con Felipe González en un lujoso restaurante de la colonia Polanco, en la ciudad de México.

El 25 de octubre de 2001, el periodista Raúl Trejo Delarbre, en "Sociedad y Poder", señala que PRISA (española) y Televisa (mexicana) formalizaron la incursión del dinero español en la radio mexicana. Asisten el presidente Fox y los presidentes de Televisa y PRISA, además de Carlos Slim Helú, Felipe González Márquez y Lino Korrodi. Se violó así el artículo 31, inciso VI, de la ley federal. Estuvo también presente Juan Luis Cebrián, autor del libro sobre Felipe González, El futuro ya no es lo que era, y consejero delegado de PRISA.

En febrero de 2000, Zedillo realiza su segunda visita oficial a España. En la cena con Aznar, Zedillo recuerda su encuentro con el ahora presidente del gobierno español a finales de 1994 y agradece el apoyo de España en las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio entre México y la Unión Europea. El rey y Aznar agradecen a Zedillo la "colaboración" de México en la extradición de presuntos etarras.

A lo largo del sexenio de Ernesto Zedillo, 1994-2000, varios ciudadanos vascos fueron deportados a España acusados de pertenecer a ETA, hay testimonios en Amnistía Internacional de que fueron torturados.

En diciembre de 2002, el juez Baltasar Garzón sale en defensa del rey, Felipe González y José María Aznar, a quienes define casi como "próceres de la democracia".

En febrero de 2003, Aznar viaja a México para entrevistarse con Vicente Fox. Los medios manejan que el viaje se debe a que el español tratará de convencer al mexicano de que apoye la guerra en Irak. La verdad es otra: Aznar viene a México para convencer a Fox de que no deje a los zapatistas viajar a España.

(Informaciones tomadas del periódico mexicano La Jornada, años 1996-2003, periodistas Pedro Miguel, Luis Javier Garrido, Marcos Roitman, Kyra Núñez, Jaime Avilés, Armando G. Tejeda, Rosa Elvira Vargas y Luis Hernández Navarro. Agencias informativas: Afp, Ansa, Efe, Reuters, Ips, Ap.)

Cotejadas las informaciones, el EZLN decide que el proyecto de ir a Europa debe iniciar en territorios del Estado español y tocar el tema del País Vasco. Pensaba así plantear las interrogantes obvias que se derivan de esto y las responsabilidades del gobierno español.

Queda así respondida la pregunta que muchos se hacían: "¿Por qué el EZLN se mete en el tema del País Vasco?" Fue el gobierno español el que metió el tema vasco en la lucha indígena en México, no nosotros.

Los zapatistas consideramos entonces nuestro deber ir a España para demostrarles al rey, a Felipe González, a José María Aznar y Baltasar Garzón que mienten con eso de que "si en algo son expertos los españoles es en exterminar indígenas", puesto que seguimos vivos, resistiendo y rebeldes.

Nosotros no podíamos provocar una matanza en España, pero sí un debate. Así pensamos en la iniciativa Una oportunidad a la palabra. Estaba, además, el problema de que el tema vasco era tabú entre las fuerzas progresistas y sólo podía ser tocado para condenar el terrorismo de ETA, olvidando cuidadosamente dos cosas: una, el terrorismo de Estado, y otra, que ETA no es la única fuerza que lucha por la soberanía de Euskal Herria.

No ignoramos entonces que tocar el tema vasco podía causar resquemores, pero consideramos que era nuestro deber hacerlo. Además, los zapatistas teníamos otras preguntas que esperaban respuestas. El 17 de noviembre de 2002, en la presentación de la revista mexicana Rebeldía, advertimos sobre el deber e insinuamos a dónde se dirigía nuestra palabra. Días después lanzamos una provocación que tenía como objetivo principal a Felipe González. Fallamos en provocar a González, pero en su lugar cae, herido en su ego, el juez Baltasar Garzón. La carta al Aguascalientes de Madrid señalaba ya la intención zapatista de ir a Europa y tocaba el tema vasco. Después pasó lo que pasó.

El EZLN nunca se propuso mediar en el conflicto vasco, ni mucho menos decirle a los vascuences lo que deberían de hacer o dejar de hacer. Sólo pedimos una oportunidad para la palabra.

Nuestra propuesta pudo haber sido torpe o ingenua o ambas cosas, pero nunca fue deshonesta, ni quiso ser irrespetuosa. No es nuestro modo.

Esa fue la intención zapatista, sin dobleces ni acuerdos en lo oscurito. La información que recabamos pensábamos hacerla pública cuando avanzáramos en las demandas penales ante los organismos internacionales.

Por eso, frente a las críticas que de todos lados nos hicieron, señalando que por qué nos metíamos en algo que desconocíamos, respondimos que sabíamos más del asunto vasco que lo que muchos pensaban, a saber, la conexión País Vasco-Chiapas, es decir, la conexión entre el terrorismo de Estado español y el mexicano, el terrorismo internacional pues.

Si ahora revelamos esto que sabemos es porque hemos decidido cancelar nuestro viaje a la península ibérica.

Nuestra iniciativa era limpia y honesta (como aval moral tenemos a nuestra propia historia), pero pronto se vio rodeada de la condena y la incomprensión de quienes se dicen progresistas, los cuales, presionados por los medios, no quisieron esperar a ver el desenlace. Para ellos sólo tenemos un sentido reproche y nada más, porque el rencor no se alimenta contra quienes, pudiendo ser mezquinos, han sido generosos en otras ocasiones.

La derecha hizo su trabajo y benefició a la propuesta pues, a fuerza de satanizarla y satanizarnos, la dio a conocer y provocó un debate que no tenía precedentes.

Del lado de la izquierda alguien se atrevió, de manera ruin y mezquina, a sugerir que el deslinde que el EZLN hizo frente a ETA era una condición del gobierno español para permitir el viaje de la delegación zapatista a tierras ibéricas. Nuestro deslinde del terrorismo de izquierda no es nuevo, viene desde la fundación del EZLN, hace casi 20 años, y aun de antes.

Si debemos abstenernos de participar en el encuentro Una oportunidad a la palabra, no es porque nos desvelen las críticas, reproches o acusaciones mezquinas. Se debe a que no podemos, en términos de nuestra ética, participar en un encuentro que no contará con el aval de TODAS las fuerzas nacionalistas del País Vasco y que corre el riesgo de convertirse en un tribunal que juzgue a los ausentes, en lugar de ser un espacio de discusión y reflexión sobre los caminos del País Vasco.

La responsabilidad de no haber logrado convocar a las fuerzas vascas es única y exclusiva del EZLN, en particular de quien es su vocero: Marcos (sin el grado militar, para quienes no gustan de eso). Nuestras palabras (o nuestro modo, como decimos nosotros), en lugar de convocar, hirieron a muchas personas honestas y nobles en el País Vasco. Aunque no fue nunca nuestra intención, eso ocurrrió. Lo lamentamos de veras.

Queremos pedirles una disculpa sincera a todas las personas del País Vasco a quienes lastimamos. Ojalá y algún día puedan honrarnos con su perdón, porque el perdón entre hermanos no envilece.

Respecto al reto a debatir que nos lanzó el juez Garzón, hemos esperado el tiempo suficiente. El juez Garzón, a pesar de ser el retador, prefirió guardar silencio. Así demostró que es bueno para interrogar a prisioneros torturados, para fotografiarse con los familiares de víctimas del terrorismo y hacer campaña de autopromoción para el Premio Nobel de la Paz, pero que no se atreve a debatir con alguien medianamente inteligente. Y no porque uno sea más hábil con la palabra, sino porque Garzón aduce leyes donde faltan las razones. Antes acusamos a Garzón de ser un payaso grotesco. No era cierto. Es sólo un hablador y un cobarde.

Queremos agradecer especialmente a las organizaciones de la izquierda abertzale, Herri Batasuna y Askapena, que fueron las únicas que respondieron positivamente a nuestra iniciativa (o, cuando menos, las únicas que nos lo hicieron saber), así como a las personas que a título individual o en colectivos, en el País Vasco, en el Estado español, en Italia y en México, acogieron con interés y honestidad nuestra propuesta.

Tal vez algún día nuestras palabras aprendan a reflejar el cariño, el respeto y la admiración que sentimos por el pueblo vasco y por su lucha política y cultural.

Tal vez algún día se pueda realizar ese encuentro y, dándole una oportunidad a la palabra, se encuentren los caminos al mañana de independencia, democracia, libertad y justicia que el pueblo vasco, y todos los pueblos del mundo, se merecen.
 

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos.

México, 24 de febrero del 2003.

Día de la Bandera Mexicana.