Dice Durito que todos los políticos ("que conste que no estoy diciendo que sean malos o buenos", aclara Durito) predican que la historia no es mas que la búsqueda de una habitación donde estar contentos. Los enemigos ("que quede claro que no digo que sean malos o buenos", vuelve a interrumpir Durito) están encerrados en esa habitación y no dejan entrar a los demás. El objetivo de la historia es entrar a esa habitación, desalojar a los que están ahí y ocupar su lugar. El político llama entonces a luchar por la posesión de la llave de la puerta.
Pero, dice Durito, la lucha política no es ya por entrar a esa habitación, sino sólo por la llave de la puerta, es decir, por quitar la llave a quienes la tienen y ocupar su lugar de porteros. "Se ha avanzado mucho en la democracia", dice Durito que dicen los políticos, "ahora ya se puede cambiar de portero". Tener el Poder es tener la llave de la puerta de la historia, no importa que los dueños de la habitación sean siempre los mismos.
Dice Durito que los zapatistas son el hazmerreír de todos los políticos modernos, sean de izquierda o de derecha. Dice Durito que es porque los zapatistas cargan a sus espaldas una pesada llave para la que no hay puerta, ni cerradura, ni habitación.
"Miren a esos tontos", dice Durito que dicen los políticos modernos, "esa llave, además de que es muy pesada, no sirve para abrir la puerta del Poder y entrar a la culminación de los tiempos". Dice Durito que los zapatistas sólo sonríen y siguen caminando con la pesada llave en sus espaldas y que no se apenan porque no hay puerta ni cerradura que se abra con la llave que cargan.
Dice Durito que, ocupados todos en reírse de ellos, nadie repara que la llave que cargan los zapatistas se parece demasiado a un mazo, de ésos que sirven para derribar puertas y paredes.
Dice Durito que, mientras los políticos se aglomeran y pelean por la llave frente a la puerta del poder, los zapatistas pasan de largo, se paran frente a una de las paredes del laberinto que, además, no tiene nada qué ver con la habitación del poder y, con un plumín negro, marcan una "X".
"Los zapatistas marcan así una incógnita, pero también el punto donde hay que golpear para resolverla. Porque los zapatistas no quieren entrar a la habitación del poder, desalojar a los que están ahí y ocupar su lugar, sino romper las paredes del laberinto de la historia, salir de él y, con todos, hacer otro mundo sin habitaciones reservadas ni exclusivas y sin, ergo, puertas y llaves", dice Durito mientras me pregunta dónde diablos dejé el plumín negro con el que me da clases de teoría política.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante
Insurgente Marcos.
México, Febrero del 2003.