A las tropas insurgentes, a las tropas milicianas zapatistas y a las bases de apoyo del EZLN;
Al pueblo de México;
A los pueblos del mundo.
Hermanos y hermanas:
Esta primera madrugada del año de 1997 se cumplen tres años de la guerra de los rebeldes zapatistas. Son mil 95 días de guerra contra el olvido con el que nos quieren matar. Son tres años de resistencia por la memoria que nos damos para vivir.
Hace tres años los insurgentes zapatistas empezamos una guerra contra el silencio. Una guerra que no fue ni es para tener poder político o gobierno, sino para tener respeto y defender la dignidad de hombres y mujeres que llevan en el corazón la sangre de los habitantes primeros de estas tierras, que llevan en los labios las verdades de los más antiguos sabedores, que llevan en el camino el paso digno de todos los hombres y mujeres verdaderos.
En estos tres años el poderoso no ha dejado de perseguirnos y tratar de olvidarnos.
Para detenernos, rendirnos y aniquilarnos, el poderoso usó toda su fuerza. Grandes y muchas son las máquinas de guerra que llenan nuestros suelos y nuestros cielos. Mucha y grande es la muerte con la que el poderoso ataca nuestra vida. Aquí estamos, seguimos aquí. No nos hemos callado, no nos rendiremos.
Para engañarnos y comprarnos, el poderoso compró palabras y conciencias. Dijo el poderoso que la paz quería, y detrás de su promesa venían la traición y la muerte. A nuestra verdad, el poderoso opone la mentira. Contra nuestra memoria, lanzó el olvido. Aquí estamos, seguimos aquí. No nos hemos olvidado, no nos rendiremos.
Nuestra guerra fue y es para que la memoria recupere su lugar en la historia. No habrá paz mientras el olvido siga siendo el único futuro.
Nuestra guerra fue y es para que la dignidad sea respetada por los todos que son. No habrá paz, mientras el desprecio al diferente siga siendo la única relación posible.
Nuestra guerra fue y es para que la verdad de los distintos sea escuchada y entendida, para que todos los mundos tengan su lugar en el mundo. No habrá paz mientras la mentira sea la única palabra para la que hay oídos, y la intolerancia y el cinismo las banderas únicas.
Nosotros los zapatistas nos hablamos por nosotros mismos y traemos también la palabra de todos los muertos que se murieron muy callados. Por ellos hablamos, en nuestra palabra hablan los muertos todos, los callados de siempre.
Resistiremos hasta que caminen sus palabras de los olvidados. Lucharemos hasta que hablen los silencios de los callados. Moriremos hasta que vivan los muertos.
Estos tres años de guerra que hoy se cumplen, lo han sido porque el poderoso no tiene más palabra que la mentira.
Si este cuarto año es de guerra o de paz dependerá de que el supremo poder acepte o no la historia y de que reconozca o no que los diferentes merecen un lugar para su palabra y para su paso. Este cuarto año será, como todos los pasados y todos los que vendrán, de...
¡vivir por la patria o morir por la libertad!
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Subcomandante Insurgente Marcos.
Montañas del sureste mexicano.
México, enero de 1997.
Año 13 de la lucha y cuarto de la guerra contra el olvido y la
mentira.