Bueno. Buenas tardes. Vamos a informar de lo que ha ocurrido estos días
en... en las reuniones que hemos obstruido, sostenido, perdón, con la
Comisión de Concordia y Pacificación sobre el tema de las reformas
constitucionales sobre derechos y cultura indígena. Voy a hacerles una
reseña de lo que ocurrió, y luego a leer dos textos, dos cartas que resumen
nuestra posición. Les voy a contar una historia, la historia de una
negociación que no fue, de una negociación en la que una de las partes no se
enteró hasta que entra en crisis.
Desde que inició la negociación del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional con el gobierno del señor Zedillo Ponce de León, esta negociación y
este diálogo han estado continuamente en crisis, en concreto porque una de
las partes, el gobierno federal, no acaba de decidirse por la vía de la
negociación. Con el cambio de Secretario de Gobernación en 1995 se empezó a
implementar una estrategia que, a grandes rasgos, se define como la del
garrote y la zanahoria, y que consiste en presentar a una de las partes un
policía bueno y un policía malo. Se supone que frente a la parte que
negocia, en este caso los rebeldes zapatistas, había un negociador (¡ay,
cabrón!... ¿ahí está bien?), un negociador bueno y un negociador malo. En
este caso, el negociador malo era el dúo dinámico de Bernal y Del Valle y
el negociador bueno era el titular de la Secretaría de Gobernación. Durante
todo ese tiempo, el papel del policía malo, del garrote, representado por
Bernal y Del Valle, consistió en poner en crisis el diálogo para tratar de
buscar un momento oportuno que permitiera la solución militar, o permitiera
que el EZLN se sentara con menos ventajas y con todo en contra para poder
imponer la posición del gobierno federal en la mesa de San Andrés. Y el
papel del policía bueno era tratar de resolver esa crisis de modo que el
EZLN entendiera que era mejor negociar con el titular de la Secretaría de
Gobernación, y para esto se aparentaba como que eran dos posiciones
diferentes dentro del aparato gubernamental. Por un lado lo que era
propiamente la Secretaría de Gobernación, y por otro lado la delegación
gubernamental que encabezaban Bernal y Del Valle.
La última gran crisis antes de la presente, en agosto de 1996, este año,
definió que las comunidades plantearan que no era posible seguir el diálogo
y la negociación si no se daban muestras claras de que los acuerdos se iban
a cumplir, y de que el gobierno estaba dispuesto a negociar con todas sus
consecuencias. Entonces se plantearon cinco demandas que eran y son las
cinco condiciones para que se reinicie el diálogo suspendido por las
comunidades zapatistas a finales de agosto de 1996 en un comunicado que se
dio a conocer en los primeros días de septiembre.
Este modelo de la zanahoria y el garrote, del policía bueno y malo, se
repitió después de que se acordó la salida de la comandante Ramona para que
asistiera al Congreso Nacional Indígena y se volvió a presentar cuando se
empezó a discutir el reglamento de la Comisión de Seguimiento y
Verificación, y luego cuando se instaló esta Comisión de Seguimiento y
Verificación. En las reuniones que sostuvimos con la Comisión Nacional de
Intermediación y con la Comisión de Concordia y Pacificación --reuniones que
se llamaron tripartitas, el policía malo, el dúo dinámico, se dedicó a
sabotear y a tratar de oponerse a las iniciativas que tenía la Comisión de
Concordia y Pacificación. Entonces, en la reunión pasada se acordó entre el
EZLN y la Comisión de Concordia y Pacificación que era el momento de
destrabar un punto fundamental en la crisis: que se cumplieran los acuerdos
de San Andrés en lo referente a la Mesa I, en el tema de Democracia y Jus...
(perdón), de Derechos y Cultura Indígena. Para eso hubo un primer
intercambio de documentos entre el gobierno federal y la Comisión de
Concordia y Pacificación, y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y
la Comisión de Concordia y Pacificación, donde cada uno presentaba la forma
en que esos Acuerdos de San Andrés en la Mesa I podrían plasmarse en
reformas constitucionales que garantizaran los derechos y la cultura de los
pueblos indios en México.
Inmediatamente, este proceso, este formato de acuerdo, de negociación
reventó porque el gobierno federal quiso dar marcha atrás a los acuerdos que
tenía en San Andrés y pretendía pasar una reforma constitucional
completamente anodina e intrascendente. La Comisión de Concordia y
Pacificación hizo una última exhortación a las partes. Su consideración era
de que el EZLN se había ido al techo de los acuerdos de San Andrés, y que el
gobierno federal se había ido al piso de los acuerdos de San Andrés y quería
construir el piso intermedio. El día 19 de noviembre, la Comisión de
Concordia y Pacificación envió una comisión de ella a la comunidad de La
Realidad en la Selva Lacandona a entrevistarse con miembros de la
comandancia, y ahí nos dijeron los miembros de la COCOPA que no estaban
dispuestos a prestarse a reabrir la negociación por ninguna de las partes,
ni por el EZLN como tampoco por el gobierno federal, y pedían un compromiso,
tanto del EZLN como de la Secretaría de Gobernación: que estuvieran
dispuestos a aceptar un documento que elaboraría la COCOPA para pronunciarse
sobre lo que serían las reformas constitucionales. Se nos dijo que la
Secretaría de Gobernación se había comprometido a entregar un último
documento sobre cómo pensaban ellos que se iban a plasmar las reformas
constitucionales, y nosotros nos comprometimos también a entregar un
documento. El acuerdo de las partes era que ese era el documento final de
cada uno, y que a partir de entonces el único documento válido era el que
produjera COCOPA en base a las dos posiciones. Con ese compromiso llegamos
nosotros el 24 de noviembre aquí a la ciudad de San Cristóbal y estuvimos
trabajando el 24 y el 25 con el cuerpo de asesores, y el día 26 de noviembre
entregamos a la Comisón de Concordia y Pacificación el documento final del
EZLN. El día 27 de noviembre, al día siguiente, la COCOPA se volvió a reunir
con nosotros y nos volvió a plantear que tanto el documento que había
recibido del EZLN como el que le había mandado la Secretaría de Gobernación,
insistían en posiciones contrarias y diametralmente opuestas. Insistió la
Comisión de Concordia y Pacificación en que no iba a repetir la Mesa de San
Andrés. El EZLN estuvo de acuerdo con eso y la COCOPA se comprometió a hacer
un documento de las dos posiciones que interpretara los acuerdos de San
Andrés y los elevara a iniciativa para reformas constitucionales.
El día 28, la Comisión de Concordia y Pacificación estuvo trabajando eso y
el día 29 de noviembre la COCOPA pidió una reunión con nosotros y nos
planteó lo que dijo entonces era el documento final. Se nos dijo claramente
que era un documento que sólo podía responderse "sí" o "no", y que no
estaba dispuesta a recibir observaciones de ningún tipo o a abrir de nuevo
la negociación ahora sobre ese documento. Que el "sí" o el "no" de las
partes significaba el éxito o el fracaso de la Comisión de Concordia y
Pacificación, y que en caso de que cualquiera de las dos partes, tanto el
EZLN como el gobierno federal, respondieran con "no", con un "no", la
Comisión de Concordia y Pacificación consideraba finalizada su labor de
coadyuvancia y habiendo fracasado desaparecería. El EZLN se comprometió a
revisar el documento ese mismo día. Estuvimos trabajando toda la noche,
incluso con nuestro cuerpo de aserto... de asesores (perdón), y el 30 de
noviembre, sábado, el sábado pasado, a las doce del día, nos reunimos con la
Comisión de Concordia y Pacificación y le dijimos que veíamos que el
documento tenía muchas lagunas respecto a lo que eran los acuerdos de San
Andrés. Que faltaban muchos acuerdos de incorporarse en el documento pero
que contenía otros y que era importante este avance. Que dado que la COCOPA
lo planteaba como un esfuerzo final, el EZLN aceptaba el documento de la
Comisión de Concordia y Pacificación como iniciativa de reforma
constitucional, y no le hacía ninguna observación ni le corregía ningún
acento, ninguna coma.
El día anterior, cuando a nosotros nos entregaron el documento, la Comisión
de Concordia y Pacificación nos dijo que a la misma hora en que nos estaba
entregando, se estaba faxeando a la Secretaría de Gobernación ese documento.
Esto es el 29 de noviembre. El 30 de noviembre, después de recibir nuestra
respuesta, en la tarde, la Comisión de Concordia y Pacificación viajó a la
ciudad de México, y esa misma tarde se entrevistó con la Secretaría de
Gobernación, que dijo que aceptaba el documento pero que comprendieran que
como el señor Zedillo andaba fuera convenía esperar a que regresara para
poder pronunciarse. La Comisión de Concordia y Pacificación estuvo de
acuerdo, nos pidió que mantuviéramos en discreción y confidencialidad el
hecho de que el EZLN había ya aceptado. Se nos dijo que la Secretaría de
Gobernación también había aceptado (esto fue el domingo primero) y el lunes
2 de diciembre, cuando Cocopa esperaba entrevistarse con la Secretaría de
Gobernación y con el señor Zedillo para que se lanzara la iniciativa, se da
la destitución del Procurador General de la República, Antonio Lozano
Gracia, y la crisis que eso desató en el gabinete y en la clase política en
México.
El lunes y el martes no hubo ninguna señal. Estaban, pues, todavía en la
bronca que se echaron, y el día martes en la noche --según nos cuentan, la
Secretaría de Gobernación se reúne con la Comisión de Concordia y
Pacificación y le dice que no está de acuerdo con el documento, que tiene
una serie de observaciones. Hace entrega de las observaciones y dice que
pide que la Comisión de Concordia y Pacificación lo entregue al EZLN para
que el EZLN se pronuncie sobre esas modificaciones. La Comisión de Concordia
y Pacificación viene a San Cristóbal, nos da esa respuesta y nosotros le
respondemos lo que ya le habíamos dicho: que nosotros habíamos entendido que
el documento era un documento final que sólo aceptaba el "sí" o el "no"; que
nosotros habíamos dicho "sí" y habíamos cerrado la negociación; que no
estábamos dispuestos otra vez al estira y al afloja sobre palabras, puntos,
acentos o comas, y que para nosotros, pues, la negociación estaba cerrada y
que las llamadas "observaciones" de la Secretaría de Gobernación equivalían
a un "no". Que si eso era así, significaba que el gobierno se negaba a
cumplir los acuerdos de San Andrés y que nosotros pedíamos retirarnos a
nuestras posiciones de montaña para poder pronunciarnos ahí en una posición
más segura.
La Comisión de Concordia y Pacificación pidió prudencia y pidió también el
apoyo para hacer un último intento de hablar con la Secretaría de
Gobernación, y si era necesario, entrevistarse directamente con el señor
Zedillo --puesto que habían recibido primero el "sí" al documento por parte
de la Secretaría de Gobernación, y luego el "no".
En estos días, el viernes 6 y el sábado 7 de diciembre, se dan estas
entrevistas entre la Secretaría de Gobernación y la COCOPA, y luego entre la
COCOPA y el señor Zedillo en dos partes. Primero se entrevistan con la
Secretaría de Gobernación, donde están presentes el señor Chuayffet, el
señor Núñez, el señor Franco, y los señores Bernal y Del Valle. La
Secretaría de Gobernación acusa en esa reunión a la COCOPA de favoritismo
hacia el EZLN diciendo que la COCOPA le había entregado primero el documento
al EZLN y que el contenido de la iniciativa de ley sólo incorporaba las
posiciones del EZLN y no las posiciones de la Secretaría de Gobernación. La
COCOPA rechazó la acusación y comprobó que, al mismo tiempo que había
entregado el documento al EZLN, lo había faxeado a la Secretaría de
Gobernación, y le insistió a la Secretaría de Gobernación que el contenido
de su iniciativa no había sido la posición del EZLN sino los acuerdos que la
delegación gubernamental había firmado en San Andrés el día 16 de febrero de
este año. Según nos dicen, tuvieron un papel destacado y firme en esa
reunión con la Secretaría de Gobernación los senadores Luis H. Alvarez y don
Heberto Castillo. La Comisión de Concordia y Pacificación reclamó a la
Secretaría de Gobernación que primero hubiera aceptado el documento y luego
lo hubiera rechazado. La Secretaría de Gobernación primero dijo que había
entendido que el documento era un documento base de discusión y no que era
definitivo. La Cocopa le dijo que no, que claramente ya se había dicho en
público y en privado que el documento era definitivo y que no aceptaba más
que un sí o un no. Después la Secretaría de Gobernación reconoció que había
aceptado el documento sin haberlo conocido, sin haberlo leído, y que es
después de haberlos leído donde les habían surgido estas dudas; que veían
problemas constitucionales, que iban a tener repercusiones graves dentro del
Congreso y dentro de la Constitución si se aprobaba tal cual, y cuando la
COCOPA le reclamó que por qué no habían pensado en eso antes, la Secretaría
de Gobernación contestó que no pensaron que iba a ser necesario cumplir los
acuerdos. Luego la Secretaría de Gobernación dice que se trata de un
malentendido entre la COCOPA y la Secretaría de Gobernación, y que --en todo
caso-- es un problema entre la COCOPA y el EZLN. Y la COCOPA le recuerda a la
Secretaría de Gobernación que no, que el proceso de diálogo y negociación --y
la guerra-- es entre el gobierno y el EZLN y no entre la COCOPA y el EZLN, y
finalmente le dice que lo que quiere es avisar que va a presentar el
documento al Congreso de la Unión como iniciativa de ley. Que esperan que el
señor Zedillo lo apoye, y para eso piden entrevistarse con Zedillo para
pedirle el apoyo. En caso de que no sea así, la COCOPA dice que presentaría
el documento sólo con sus firmas ante el Congreso de la Unión. Gobernación
dice que tal vez sea una salida, y reprocha a la COCOPA que haya usado el
tono de ultimátum frente al gobierno. Que está bien que la COCOPA planteara
ultimátums al EZLN porque era un grupo de transgresores que estaban fuera de
la ley, pero que no se le podía plantear ultimátums al gobierno porque el
gobierno era la ley. ¡Ja! Y finalmente que, en todo caso, si no salía, el
problema era de la COCOPA con el EZLN porque la COCOPA se había comprometido
a cosas con el EZLN y no el gobierno. La comisión que se entrevista con la
Secretaría de Gobernación insiste en entrevistarse con el señor Zedillo, y
se presentan a las 19 horas de ese día en la noche. En esa reunión donde
participan --por el lado del gobierno federal-- los señores Zedillo,
Chuayffet, Núñez y Franco y --por el lado de la Comisión de Concordia y
Pacificación, está don Luis H. Alvarez, don Heberto Castillo, José Narro,
Jaime Martínez Veloz y Juan Roque Flores, creo que es.
El senador Luis H. Alvarez le dice al señor Zedillo que se imagina que ya
conoce cuál es el problema y que quiere oír su opinión o su posición al
respecto y según dicen los legisladores, el señor Zedillo --en un tono
mesurado y respetuoso pero enérgico-- rechaza la iniciativa de ley de la
COCOPA en unos términos que daban a entender a la COCOPA que el señor
Zedillo estaba hablando de un documento que no era el presentado por la
COCOPA. Se refirió a una serie de términos y peligros que podía traer la
iniciativa de COCOPA si es que era aprobada, y dio algunas referencias. Y la
COCOPA entendió que el señor Zedillo estaba hablando de un documento que no
era el que había elaborado la Comisión de Concordia y Pacificación, sino que
había sido mal informado, tanto del documento como del proceso, porque el
señor Zedillo pensaba que la iniciativa era una iniciativa del EZLN para
reformas constitucionales, y luego que era una iniciativa que la COCOPA hizo
de acuerdo con el EZLN. Hasta el final entendió que era una iniciativa con
base a lo que su representación gubernamental y el EZLN habían firmado como
acuerdos en San Andrés.
El señor Zedillo dijo al principio que, a diferencia de lo que decía la
Secretaría de Gobernación --porque la Secretaría de Gobernación decía que el
problema no era de fondo, que estaba de acuerdo con el espíritu de la
iniciativa, pero que había detalles que había que cambiar, el señor Zedillo
dijo que no estaba de acuerdo con eso; que la iniciativa de ley tenía
problemas graves de fondo, y que no eran de detalle; que él tenía que estar
atento a esto, porque una iniciativa de este tipo podía traer consecuencias
futuras muy graves para el país si se da un cambio constitucional que
abriera la puerta a que el país se fragmentara y se dividiera.
La COCOPA le insiste continuamente en que no es ése la iniciativa que hizo
la COCOPA, que probablemente se refiere a otro documento o que tiene una
visión unilateral y amañada de lo que es el documento. La Comisión de
Concordia y Pacificación le reprocha al presidente que la Secretaría de
Gobernación, que el gobierno, haya faltado a su palabra y al compromiso de
aceptar la iniciativa de COCOPA, y que entendían entonces que esa posición
gubernamental significaba el fin de la Comisión de Concordia y Pacificación
y el fin de la posibilidad de llegar, por una vía rápida, a la firma de la
paz. En vista de que la autoridad de la COCOPA se basaba en el apoyo que
tuviera tanto del EZLN como del gobierno federal, y puesto que el gobierno
federal faltaba a su compromiso, pues ya no tenía sustento su posición. El
señor Zedillo insistió en que se trataba de un malentendido entre la
Secretaría de Gobernación y la COCOPA, y no una falta de compromiso.
Los legisladores -- donde destaca, otra vez, además de don Heberto Castillo,
ahora el diputado Narro a la hora de sus intervenciones, le insisten en que
no, que era un compromiso de la Secretaría de Gobernación y que no lo había
cumplido. El señor Zedillo dice que se enteró que la COCOPA estaba dispuesta
a entregar la iniciativa de ley con su sola firma, la firma de sus
integrantes, y a diferencia de lo que había dicho la Secretaría de
Gobernación, que eso podría solucionar el problema. El señor Zedillo dijo
que no estaba de acuerdo, porque como él no estaba de acuerdo con la
iniciativa, él iba a tener que oponerse con su gobierno a la iniciativa y
entonces no iba a pasar y el problema no se iba a solucionar. Que él
insistía en que la iniciativa de ley tenía que ser consensada y acordada por
las partes. La Comisión de Concordia y Pacificación insistió en que no se
trataba de un malentendido sino de un acuerdo incumplido; que veían que
había mala información de la Secretaría de Gobernación para la Presidencia;
que la base que habían tomado ellos para elaborar la iniciativa eran los
acuerdos que firmó el gobierno el 16 de febrero de 96, y de ninguna manera
eran la posición del EZLN en la mesa de San Andrés, y que finalmente se
había tomado en cuenta tanto lo que había propuesto el EZLN como el
gobierno, dado que ambas partes habían firmado esos acuerdos.
El señor Zedillo comienza a darse cuenta que no tiene la información
completa de lo que ha sido el proceso, que sus objeciones no son a la
iniciativa de la COCOPA sino a la versión que le han dado de ella.
Finalmente dice que, ante las argumentaciones de COCOPA, reconoce que no es
abogado, y que los que están en la Secretaría de Gobernación que dicen que
era anticonstitucional el proyecto, tampoco eran abogados. Dijo el señor
Zedillo que tenía dudas y que tenía que expresarlas; que estaba preocupado
porque pensaba que podía hacer daño con eso, que quería consultar; que él
tenía dudas de que esa iniciativa pudiera traer problemas.
La COCOPA le hizo la pregunta que todos están haciendo ahorita: si esos
acuerdos de San Andrés podían ser tan problemáticos y tan dañinos a la
nación, por qué el gobierno le había confiado a COCOPA la iniciativa de ley,
y por qué nadie había revisado un material que tenía diez meses de haber
sido firmado por el gobierno federal. En esos diez meses, nadie del gobierno
se molestó en revisar el material que habían firmado para advertir que
estaba mal o --en lenguaje que usó el señor Heberto, que estaba contaminado
o minado, para advertirle a la COCOPA que podía traer problemas; que
entonces cómo se le había dado la confianza a la COCOPA para trabajar un
documento que el gobierno, diez meses después, reconocía que podía traer
problemas. Que entonces era cierto lo que decía el EZLN, que el gobierno
sólo quería firmar acuerdos por firmarlos, y nunca se había planteado
seriamente cumplirlos.
El señor Zedillo aceptó, aceptó que había una laguna ahí de información y de
revisión, y propone que hay que buscar una salida porque no hay ningún
argumento para explicar porqué se rechaza ahora lo que ya se aprobó y se
firmó antes. El señor Zedillo propone, insiste en que su intención es sacar
una reforma que cumpla los acuerdos de San Andrés, y propone escribirle un
mensaje al Ejército Zapatista de Liberación Nacional para explicarle su
posición, y pedirle que, de mutuo acuerdo del Ejecutivo Federal y el EZLN,
se abra de nuevo la discusión sobre la iniciativa de ley. La Secretaría de
Gobernación se opone, porque dice que eso va en detrimento de la imagen del
presidente, que cómo se puede estar rebajando a (bueno, bueno) que cómo se
puede estar rebajando a dirigirse por escrito al EZLN. El señor Zedillo
insiste en que ya hay antecedentes y que él no tiene por qué sentir que se
rebaja. Y finalmente queda en que el mensaje sería verbal, el mensaje de...
del señor Zedillo para el EZLN.
El mensaje, como es versión, mi versión de la versión que dan los
legisladores, no hay que tomarlo al pie de la letra, pero más o menos sería
éste: manda decir el señor Zedido que (Zedillo, perdón), que tiene una
natural duda sobre el impacto de la iniciativa; que su duda es de buena fe,
que no puede cometer errores, y que quiere hacer consultas con
constitucionalistas para poder aceptar esa iniciativa; que es inobjetable
que llevan diez meses con documentos que no conocen sus encargados, pero que
hay disposición de aprobar por parte de él, por parte del Ejecutivo Federal.
Lanzar la iniciativa y aprobar el documento. Pero insiste en que tiene dudas
fundamentales y necesita un plazo para aclarar esas dudas; que no llevaría
más de dos semanas, y como muestra de buena voluntad retiraba el documento
de observaciones presentado y firmado por la Secretaría de Gobernación a la
iniciativa de la COCOPA, y pedía que la COCOPA esperara, ya que el gobierno
federal, su gobierno, el Ejecutivo Federal no había respondido. No había
respondido todavía su iniciativa, entonces que retiraba lo que había firmado
COCOPA, y que pedía ese tiempo para consultar con algunos
constitucionalistas para ver si no había problemas con esa iniciativa; que
si no había tiempo de que la iniciativa saliera en el periodo ordinario, que
trataría de conseguir en el Congreso que saliera un periodo extraordinario
para poder sacar la iniciativa de ley.
Insistió en que tenía disposición para resolver el problema y para reconocer
los derechos y la cultura indígena en términos constitucionales, pero tenía
dudas de que esto pudiera traerle más problemas.
El señor Zedillo reiteró ante la Cocopa que para él, la única salida al
conflicto con el EZLN era la vía del diálogo y la negociación, y que de
ninguna manera actuaría militar o policiacamente en contra del EZLN, entre
otras cosas porque no le conviene. Imagínense si le conviniera...
Que asume los acuerdos de San Andrés y --lo reitera -- que tiene algunas
dudas, sobre todo en lo que se refiere a la parte de la autonomía indígena,
a lo que puede entenderse como "fueros especiales" para los indígenas y a lo
que significaría la iniciativa de ley en el indigenismo mexicano, que quien
sabe que quiere decir eso. La Cocopa respondió a las dudas; los
especialistas que tiene de por sí como miembros de la Comisión de Concordia
y Pacificación argumentaron, en términos constitucionales, para resolver
estas dudas fundamentales del señor Zedillo. Como quiera el señor Zedillo
insistió en que se le propusiera al EZLN este tiempo para hacer las
consultas de tal forma de buscar una reforma por consenso.
Como ya sabrán, la delegación del EZLN aceptó esta solicitud del Ejecutivo
para hacer estas consultas y ver si en ese plazo, o en el que sea necesario,
pasan las iniciativas de reformas constitucionales --según la propuesta de
Cocopa-- que van a conocer en unas horas más; se las vamos a pasar.
Nosotros lo que pensamos es que finalmente el mensaje era muy sencillo. El
mensaje era: quiero tiempo, quiero quince días para consultar a los
constitucionalistas.
Entonces por qué tanto tiempo tardó el EZLN para responder.
Primero porque nosotros --de pronto-- nos dimos cuenta que estábamos
negociando y haciendo acuerdos con un gobierno sin que el titular de ese
gobierno se enterara realmente de lo que estaba ocurriendo, según
reconocieron ellos mismos. Que la delegación gubernamental había firmado
acuerdos y que nunca se había propuesto seriamente cumplirlos. De hecho
--según refieren-- en la reunión de Cocopa y Gobernación, cuando la Cocopa
decía: bueno, por qué si puede traer todos esos problemas constitucionales,
por qué no tuvieron asesores que vieran el impacto en la Constitución de
esos acuerdos que iban a firmar. Y la Secretaría de Gobernación contestó que
no pensó que fuera en serio. Que si hubieran sabido que iba a pasar eso,
pues sí hubieran mandado especialistas en la Constitución para hacer los
acuerdos.
Según el análisis que nosotros hacemos, algo pasa en las esferas del poder
entre el día primero de diciembre, domingo, y la mañana del día dos de
diciembre --cuando se decide la remoción del procurador general Lozano
Gracia, que hace que la Secretaría de Gobernación modifique su posición del
día primero (haber aceptado el documento) y luego el día tres (rechazarlo) y
decir que no. En el análisis que hacemos nosotros, en ese periodo, en los
círculos del poder o a saber dónde, deciden ajustar cuentas con el Partido
Acción Nacional. Son pugnas políticas las que deciden la remoción del
procurador, y créanme que no nos simpatiza nada pero son cuestiones
políticas las que lo deciden. Entonces hay una valoración allá dentro, allá
arriba, donde dicen que la iniciativa de ley va a pasar. Y da la casualidad
de que el presidente de la Comisión de Concordia y Pacificación en el
periodo donde se iba a presentar la iniciativa, o sea en éste, es el Senador
Luis H. Alvarez, de Acción Nacional.
Entonces, en vísperas del proceso electoral legislativo de 1997, Acción
Nacional iba a presentar ante el Congreso una ley que beneficiaba a los
indígenas, que era un paso casi definitivo en el proceso de paz en Chiapas y
que significaba, en términos constitucionales, prácticamente la única
reforma constitucional que vale la pena que hubiera hecho el Congreso en los
últimos doce años, porque las otras son contrarreformas.
Cuando nosotros recibimos esta primera propuesta de Gobernación con la que
pedían que se reabriera la discusión, o sea la que manda la Secretaría de
Gobernación antes de lo que dijera Zedillo, nosotros pensamos --no se por
qué, somos mal pensados, que de lo que se trataba era de alargar la
negociación con el fin de que Acción Nacional, que tenía la presidencia de
la Cocopa, no se llevara el prestigio de presentar esas reformas en el
Congreso y de verlas aprobadas. Nosotros se los dijimos claramente a los
legisladores y yo les dije que lo iba a decir aquí: que con Acción Nacional
no sólo tenemos muchas diferencias y muchas críticas, sino además no estamos
de acuerdo con el país que quieren llevar adelante aquí en México, pero que
de ninguna manera estábamos dispuestos a que la sangre de nuestros muertos y
el sufrimiento de nuestros pueblos sirviera para ajustar cuentas entre los
partidos políticos o entre los grupos de poder. Que si dentro del gobierno
querían ajustarle cuentas a Acción Nacional o si los partidos políticos
querían ganarle a Acción Nacional, debían hacerlo en las urnas o en los
debates, y no usar un conflicto como el nuestro para provocar esto. Que no
nos habíamos alzado ni para que un sector del gobierno tuviera éxito ni
tampoco para que uno de los partidos políticos u otro tuviera algunas
ventajas. Que nosotros veíamos que dentro del gobierno habían manejado
coqueteos o acuerdos con los partidos de oposición para lograr esta especie
de prórroga que sacara a Acción Nacional de un papel que podía ser estelar.
Afortunadamente, tanto la dirección del Partido de la Revolución Democrática
como del Partido del Trabajo tomaron cartas en el asunto y ratificaron su
posición de apoyar la iniciativa de ley de la Comisión de Concordia y
Pacificación.
Pero no sé si me explico: esos días fueron muy difíciles, no sabemos todavía
si ya se alcanzaron a aclarar, pero estaba claro que, como otras veces, el
conflicto, la guerra, pues, estaba siendo usada por intereses dentro del
aparato gubernamental para los ajustes, y de pronto la solución del
conflicto tenía un capital electoral que había que capitalizar por uno o por
otro lado.
Por eso nosotros nos negamos a que esto fuera posible o a que fuéramos
usados para este ajuste de cuentas. Y fue cuando decidimos que nos íbamos a
retirar y cuando la Cocopa dijo que iba a hacer un último esfuerzo con
Zedillo. Y nosotros volvimos a insistir hoy, cuando le dimos la respuesta a
la Cocopa, que no estábamos dispuestos a esto. Hablamos con los legisladores
Don Luis H. Alvarez y Rodolfo Elizondo, de Acción Nacional, para avisarles
otra vez que no estábamos de acuerdo con su partido pero que tampoco
estábamos de acuerdo en que nos usaran para chingar a su partido, que tenía
que seguir otro proceso la disputa que tienen entre ellos y que nos dejaran
fuera. Que no veríamos bien que el criterio para que una iniciativa de ley
se aprobara no fuera el constitucional, sino quién está en la presidencia y
quién va a capitalizar el beneficio de esta iniciativa que todos reconocen
que es buena y que va a ser fundamental para el proceso de paz --y que de
ninguna forma es anticonstitucional.
En torno a esta iniciativa de ley se han movido muchas fuerzas y posiciones
e intereses. Como nosotros hemos manejado que significaría un paso
definitivo para el proceso de paz, y hemos iniciado algunas consultas con
sectores externos al EZLN sobre qué pasaría si el EZLN sale en el año
electoral como una fuerza política independiente --independiente quiere decir
no en ningún partido político de los existentes sino aparte, esto pudo
haber provocado recelo entre los partidos de izquierda, de oposición, que
pudieran vernos como un rival o como una competencia en el tianguis que se
viene el año que entra. Finalmente lamentamos que el proceso electoral haya
contaminado la iniciativa y que ni modo, pues se llegó a él en un periodo
preelectoral y le insistimos a la Cocopa y al señor Zedillo también, que
hagan un esfuerzo por sacar esta iniciativa de ley y este proceso de
negociación de las presiones preelectorales.
Esto es a grandes rasgos lo que pasó. Nosotros guardamos silencio todos
estos días porque teníamos un compromiso, que terminó el día de hoy en la
mañana, de qué es lo que había pasado. A grandes rasgos esto es lo que
ocurrió. Más detalles les podrían dar los legisladores de la Cocopa que
estuvieron presentes.
Nosotros reconocemos el trabajo de ellos y la actitud que tomaron
--marcadamente destacada. Repito, la actitud de los senadores Alvarez y
Castillo y del diputado Narro, y según cuentan también, la defensa
constitucional que hizo el señor Roque Flores, también muy destacada. La
Cocopa, como habrán visto en su comunicado, se comprometió a mantenerse en
que ese es el documento; ellos consideran que es un avance que Zedillo haya
retirado las observaciones que había hecho Gobernación y que pida que no se
dé por recibida la posición del gobierno hasta que él consulte. Consideran
que el señor Zedillo se ha dado cuenta de que está mal informado de lo que
es el proceso de diálogo y negociación y que esperan que tome un papel más
directo en la solución del conflicto.
Eso es a grandes rasgos lo que ocurrió. Es a grandes rasgos lo que pasó
estos días que estuvimos aquí, además de los aviones y el movimiento militar
que ustedes pudieron observar en estos días.
Yo creo que ahí ya tienen varios escándalos, pero como quiera les voy a leer
la carta de respuesta al mensaje del señor Zedillo.