Aniversario del Che Guevara

José Gil Olmos, Aguascalientes, Chis. [LJ, 10/x]. El CCRI advirtió que no dejarán las armas en su lucha por democracia, justicia y libertad. Sin embargo, al celebrar el 27 aniversario de la muerte del Comandante de América, Ernesto Che Guevara, el EZLN reiteró su respeto a la palabra entregada a la CND en la lucha pacífica por la transición democrática del país.

Hoy, Aguascalientes parecía estar listo para zarpar de nuevo. Las velas estaban casi puestas, y al timón ahora se encontraban los miembros del CCRI para dirigir un mensaje a más de mil 500 combatientes, insurgentes, milicianos y comunidades de base. El subcomandante insurgente Marcos destacó por su ausencia.

La imagen del Che Guevara se multiplicaba por el escenario. Debajo del timón, una reproducción de su figura sobre un pedazo de satín rojo era saludada con la mano izquierda por los combatientes y civiles insurgentes al realizar algunos ejercicios castrenses. Una leyenda en una manta negra traía a la memoria la imagen del 8 de octubre de 1967 en las montañas bolivianas:

"Compañeros bases de apoyo, compañeros milicianos, compañeros de la tropa, compañeros todos del EZLN, hoy 8 de octubre de 1994, se recuerda un aniversario más del comandante Ernesto Che Guevara. Por ello, el CCRI-CG del EZLN les da la más cordial bienvenida a este lugar de Aguascalientes, Chiapas, México".

En esta otra montaña latinoamericana, el legado del llamado Comandante de América era retomado, en el "Día del Guerrillero", como una continuación de la lucha zapatista.

Primero cantaron tímidamente el Himno Nacional Mexicano, y luego, con más entonación y fuerza, el himno zapatista, que retumbó en el centro de Aguascalientes cuando empezó con su estribillo de "Vamos vamos vamos, vamos adelante..."

El comandante del CCRI, Daniel, dijo que al igual que el Che Guevara, los zapatista luchan contra la pobreza, la miseria y la dominación, "por cambiar este sistema en que estamos viviendo".

Desde el timón del barco llamado Aguascalientes, con sus dos enormes banderas nacionales al fondo, el dirigente indígena inició una advertencia que más tarde el mayor Moisés repetiría en varias ocasiones: "No vamos a aguantar más, ya luchamos mucho pacíficamente".

Con un español entrecortado en ocasiones, y el micrófono en lugar de una metralleta en la mano, Moisés también advirtió de resquemores ante un gobierno que ofrece paz y da muerte a los dirigentes de su partido; ordena sobrevuelos sobre la zona franca y continúa con un programa económico que sólo produce pobreza y muerte.

"Nosotros estamos convencidos de lo que nos enseñó el Comandante de América: no debemos confiar ni un tantito en los explotadores. El dizque gobierno de México del señor Salinas quiere que se firme la paz. «¿De qué paz?», podemos preguntarle. ¿Acaso el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu significa que el gobierno de México quiere la paz? ¿Quién lo asesinó? Que nos responda", cuestionó el mayor Moisés.

En seguida, frente a la tropa y las bases de apoyo que ocuparon las primeras filas del anfiteatro alumbrado, habló de la llamada sociedad civil y de lo que se espera de sus acciones.

"Nosotros la vamos a respetar, fuimos claros en decírselos a los compañeros, a los hermanos de la sociedad civil. Vemos que no basta con la sangre que dimos, no basta con la muerte que tuvimos, parece ser necesario que tendrá que haber más derramamiento de sangre y más muerte de nosotros para que México sea una sociedad justa y tenga libertad y democracia", sentenció el dirigente indígena.

Las tropas escucharon en silencio mientras atardecía. Sus armas ya no traían en la punta el trapo blanco con que desfilaron en la primera sesión de la CND en agosto pasado. El mayor Moisés repetía en distintas ocasiones la probabilidad de nuevos enfrentamientos.

"Tenemos el derecho de expresar lo que queremos decir, no como antes que éramos perseguidos, se torturaba y se asesinaba al que hablaba de la justicia. Ahora, si quieren venir, vean nuestras armas, están listas. Si quiere hacerlo el señor Salinas, como lo dijo, que venga. Nuestras armas están listas, ya no está el trapo blanco en los cañones, están listas dirigidas al enemigo: el ejército federal, los judiciales, los policías. Si nuestros jefes ahorita mismo nos lo ordenan, estamos puestos a ir, estamos en espera, ¿no es así, compañeros?"

-Sí -fue la respuesta colectiva.

El mayor Moisés insistía en mandar este "mensaje" a "nuestros jefes, que ordenen, que digan lo que debemos hacer". anunciaba: "No vamos a entregar las armas hasta que nuestro pueblo tome el poder".

Con pausas embonaba la lucha y la muerte del Che Guevara con la del EZLN en Chiapas y con la resistencia al engaño. "El Comandante de América tenía ese ideal en la cabeza y nunca lo abandonó. Eso nosotros debemos tenerlo presente".

Largo el primer discurso en un acto masivo del mayor Moisés, que terminó con un homenaje póstumo al Comandante de América y a los zapatistas caídos el primero de enero, que la tropa siguió con un grito de "¡presente!".

Después, la fiesta y la lluvia. La ausencia del subcomandante Marcos era notoria como las gotas de agua sobre Aguascalientes, que parecía izar las velas dispuesta a zarpar rumbo a España, sobre un mar picado, como lo anunciara el estratega militar del EZLN en uno de sus últimos comunicados.