Subcomandante Insurgente Marcos
Entrevista sobre ARIC (30 de junio de 1994)
Hermann Bellinghausen, Selva Lacandona, Chis. [LJ, 1/vii].- "En algunas regiones se ha agudizado mucho el choque con la ARIC Unión de Uniones. Hasta hace pocos días, el CCRI se negaba a tratar con la dirección de la ARIC por las ligas que tiene con el partido de Estado.
"Pero ahora hay una ruptura con esa fracción ligada al partido de Estado, promovida por las bases. Eso, y el hecho de que en varias regiones exista el ánimo de llegar a un acuerdo de convivencia pacífica, de no choque, de no hostigamiento, para disminuir la tensión interna que existe en el territorio zapatista, potencia la cuestión de la unidad en torno, no de la lucha armada, sino de lo esencial de las demandas. Luchamos por lo mismo, con caminos distintos.
"Hay buenas posibilidades, el Comité está más abierto a esa posibilidad de dialogar y llegar a acuerdos sólidos con la ARIC. De hecho, en varias regiones estos acercamientos están consolidados. Se hacen reuniones entre las dirigencias de las organizaciones para tomar acuerdos sobre el tráfico de mercancías, el flujo de gente, la resolución de problemas entre unos y otros. Lo que hace un gobierno, pues.
"Sólo hay problemas con la ARIC pues con la CNC desde el principio hubo acuerdo y no hemos tenido choque. Ellos están en su lado y nosotros en nuestro lado. Donde sí ha habido enfrentamientos verbales e incluso violencia es con la ARIC, aquí dentro de la selva".
Hermann Bellinghausen, Selva Lacandona, Chis. [LJ, 2/vii].- "La
primera reacción que vimos fue un desenmascaramiento de ciertos priistas. En el
nivel regional, se desenmascara la supuesta mediación o prudencia que estaban
mostrando los ganaderos mediante su líder Constantino Kanter, quien a la hora
del No nuevamente encabezó actitudes
agresivas y beligerantes.
"El No también provoca en la ARIC un
reajuste al interior y el desconocimiento (luego matizado) de Lázaro Hernández
como su dirigente, y el PRI en general queda del lado de la guerra, el enfrentamiento,
la intolerancia y la violencia; es decir, donde estaba, más preocupado por
tranquilizar la inversión de capitales y a los sectores supuestamente más
afectados por el conflicto, que en resolver las causas más fundamentales.
"El señor Zedillo
se descara como el representante de la línea dura. También se muestra reacio a
la negociación, más tendente a imponer condiciones que a dialogarlas, y en ese
sentido la valoración que hace sobre el diálogo de San Cristóbal refleja una
ignorancia histórica respecto a un proceso de pacificación de un territorio en
conflicto e invalida lo que se logró.
"Un proceso de
pacificación entre dos fuerzas beligerantes, aunque no se reconozca a una de
ellas, es un proceso largo y complicado, cuyo riesgo principal es que se reanuden
las hostilidades. En este sentido, el hecho de que el diálogo de San Cristóbal
haya concluido en esta prórroga del cese al fuego es algo que no se ha valorado
en su justa dimensión, sobre todo porque se está haciendo hincapié en el No a las propuestas gubernamentales,
pero no a la parte de garantizar el cese al fuego y la seguridad de que el
ejército federal no será atacado.
"Por otro lado,
como clara señal de que seguimos en el camino del diálogo y la posibilidad de
un tránsito pacífico a la democracia, está el hecho de abrir los territorios
controlados al proceso electoral, que es algo muy significativo, sobre todo
porque viene de una fuerza armada, clandestina y antigubernamental.
"Por su parte, la
sociedad civil volvió a reaccionar como en enero, incluso más rápido. Tiene
claro que no hay que esperar la guerra para movilizarse, y que puede hacerlo
para evitarla. Esta es la principal reacción positiva. Nuestra esperanza en que
sea posible todavía evitar los enfrentamientos y la guerra civil sin control,
está puesta en esta reacción de la sociedad. Además, parece existir un acuerdo
implícito entre las fuerzas armadas que pudieran alzarse en contra del
gobierno, de que hay que esperar a que se agote realmente la vía pacífica.
"Se trata de
organizaciones que no son nuevas en la lucha armada, que habían estado en
latencia, y de otras que sí son nuevas y no tienen la experiencia ni la
estructura para alzarse, pero sí ganas de pasar a esa fase si es que se cierran
otros caminos.
"Si se cierra la
vía pacífica a la democracia, el problema no seremos tanto las fuerzas que
tenemos estructura de mando y posibilidades de interlocución, sino las
reacciones espontáneas de grupos en muchas partes del país que puedan salirse
totalmente de control, y no me refiero sólo al terrorismo, sino también al
vandalismo o a la venganza por rencores acumulados.
"El hecho de que
una fuerza militar antigubernamental como el EZLN se haga a un lado, por lo menos de aquí
al proceso electoral, es una señal para el país que muchos no han visto, pero
que la sociedad civil sí entiende, empieza a darse cuenta y a través de las
organizaciones no gubernamentales y sociales está reaccionando. En poco tiempo
el país ha pasado de la etapa de estupor a la de reacción organizada, y ahí
está la esperanza para que pueda haber un cambio profundo y radical a través
del proceso electoral, y no de lucha armada".
"Más que
nosotros, el problema de la línea dura es la imposición del fraude. Lo
señalamos en la Segunda Declaración de la
Selva Lacandona: finalmente se
trata de distraer la atención de la sociedad civil hacia un problema de guerra
o paz, cuando el problema es de democracia o imposición. En este caso
democracia significa paz, y la imposición significa guerra.
"Como dijimos en
la Segunda Declaración y repetimos a
las ONG
con las que hemos hablado, es que deben pasar a la ofensiva organizativa, que
por el lado nuestro no habrá un intento de desestabilización, de golpe o de
interferencia en el proceso electoral, y que entiendan que independientemente
de nosotros, el dilema es democracia o fraude.
"La única forma
de lograr el triunfo del tránsito pacífico a la democracia es que el movimiento
sea masivo, organizado y a todos los niveles. Ahí el secreto es buscar la
bandera que los una y no los objetivos que los dividan. Por eso decimos que
primero debemos ponernos de acuerdo en qué no queremos, y luego lo que sí
queremos. Si no queremos al partido de Estado, si no queremos presidencialismo,
si no queremos esa cultura de imposición que ya se refleja en todos los
niveles, incluso el nivel cultural que se supone debería ser el más autónomo,
entonces tenemos que unirnos para acabar con todo eso de la manera menos
costosa.
"El problema de
la posición del EZLN
frente al proceso electoral no es el territorio bajo su control. El problema es
el territorio de influencia de los
zapatistas, y en este sentido tiene capacidad para sabotear las elecciones en
todas las zonas rurales de Chiapas. En concreto, en las zonas controladas por
el ejército zapatista, donde se mueven abiertamente nuestras fuerzas, está
aproximadamente 20 por ciento de las casillas y del padrón electoral de
Ocosingo y Las Margaritas. Pero, insisto, si se tratara de sabotear las
elecciones, lo podríamos hacer en todo el estado con sólo hacer el llamado, de
tal forma que sólo se votaría en las ciudades, y eso en las grandes, en algunas
cabeceras municipales tampoco se podría".