Entrevista al Subcomandante Marcos

L'Unitá, San Cristóbal de las Casas, Chis., 4 de enero de 1994 [P, 10/i].- Es uno de los pocos que tienen la cara cubierta y que está armado con una metralleta. El único que no es indio. Mientras habla, saca una pipa de la faltriquera, se la pone en la boca por la apertura del pasamontañas, pero no la enciende. Se expresa con la claridad del intelectual acostumbrado a comunicarse con la gente simple. Es seguramente mexicano, pero no es posible identificar el acento. Una muchacha, también ella con un pasamontañas negro y ojos de japonesa, se queda junto a él durante toda la entrevista.

-Subcomandante Marcos, ustedes tomaron San Cristóbal el 1 de enero. ¿Pero quiénes son ustedes?

-Nosotros formamos parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y exigimos la renuncia del gobierno federal y la formación de un nuevo gobierno de transición que convoque a elecciones libres y democráticas para agosto de 94. Exigimos que se resuelvan las principales demandas de los campesinos de Chiapas: pan, salud, educación, autonomía y paz. Los indios siempre han vivido en guerra porque la guerra hasta hoy ha sido siempre contra ellos, mientras que ahora será para los indios y será para los blancos. En todo caso, tendremos la oportunidad de morir combatiendo y no de disentería, como mueren normalmente los indios chiapanecos.

-¿Están en relación con alguna organización política campesina?

-No tenemos ninguna relación con ningún tipo de organización abierta. Nuestra organización es exclusivamente clandestina y armada.

-¿Nacieron de la nada, así de improviso?

-Nos hemos estado preparando en la montaña desde hace diez años- no somos un movimiento improvisado. Hemos madurado, pensado, aprendido, y hemos llegado a esta decisión.

-¿Hay contenidos raciales y étnicos en sus demandas?

-El Comité Directivo está formado por indios tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, mames y zoques, los principales grupos étnicos de Chiapas. Todos ellos han estado de acuerdo y, además de democracia y representatividad, demandaron respeto, respeto que los blancos nunca les han tenido. Sobre todo en San Cristóbal, los "coletos" (sancristobalenses) son muy insultantes y discriminadores con respecto a los indios en la vida cotidiana. Ahora los blancos respetan a los indios, porque los ven con las arma en la mano.

-¿Cuál cree que será ahora la reacción del gobierno?

-No nos preocupa la respuesta de gobierno, sino la respuesta de la gente, de los mexicanos. Nos interesa saber qué ejemplo producirá este hecho, qué cosa moverá en la conciencia nacional. Esperamos que algo se mueva, no sólo a nivel de la lucha armada, sino en todos los sentidos. Esperamos que ponga fin a esta dictadura disfrazada.

-¿No tienen confianza en el PRD como partido de oposición en las próximas elecciones?

-Nosotros no confiamos, no tanto en los partidos políticos, cuanto en el sistema electoral. El gobierno de Salinas de Gortari es un gobierno ilegítimo, producto de un fraude, y este gobierno ilegítimo producirá necesariamente elecciones ilegítimas. Nosotros queremos un gobierno de transición y que este gobierno convoque a nuevas elecciones, pero con una competencia que sea realmente igualitaria, que ofrezca iguales condiciones a todos los partidos políticos. En Chiapas mueren 15,000 indios al año de enfermedades curables. Es una cifra semejante a la que producía la guerra en El Salvador. Si un campesino con cólera llega a un hospital del campo, lo echan fuera para que no se diga que hay cólera en Chiapas. En este movimiento, los indios que forman parte del ejército zapatista quieren en primer lugar dialogar con su propia gente. Ellos son sus verdaderos interlocutores.

-Perdone, pero usted no es indio.

-Usted debe comprender que nuestro movimiento no es chiapaneco, sino nacional. Así como hay gente, como yo, que proviene de otros estados, también hay chiapanecos que combaten en otros lugares. Somos mexicanos, eso nos unifica, además de la demanda de libertad y de democracia. Queremos elegir a nuestros representantes reales.

-Pero ahora ¿no tienen miedo de una represión pesada?

-La represión para los indoamericanos existe desde hace 500 años. Usted posiblemente piensa en el tipo de represión de los gobiernos sudamericanos. Pero para los indios este estilo de represión es pan de todos los días. Puede preguntarles a los indios que viven en la periferia de San Cristóbal.

-¿Qué desarrollo consideraría usted un éxito?

-Querríamos que se reunieran otros a este movimiento en todas partes de la República.

-¿Necesariamente armados?

-No. Nosotros hacemos una convocatoria amplia, que dirigimos también a la gente que participa en movimientos civiles, legales, abiertos.

-¿Por qué escogieron el 1o. de enero y la ciudad de San Cristóbal de las Casas?

-Fue el Comité Directivo el que decidió. Es claro que la fecha está relacionada con el TLC, que para los indios es una condena a muerte. La entrada en vigor del Tratado representa el inicio de una masacre internacional.

-¿Qué piensa de una reacción internacional? ¿No teme que los Estados Unidos puedan intervenir como lo han hecho en otras partes de América Latina?

-Los Estados Unidos tenían antes la coartada de la Unión Soviética, temían la infiltración soviética en nuestro país. Pero ¿qué pueden pensar ahora de un movimiento que sólo reclama justicia social? No pueden seguir pensando que estamos siendo manipulados desde el extranjero o que nos financia el oro de Moscú, visto que Moscú no existe ya. Basta con preguntarle a Yeltsin. Los estadounidenses deben darse cuenta de que luchamos por aquello que todos queremos, que han querido los países europeos. ¿No se rebeló la gente en Alemania y en Italia contra la dictadura? ¿No es igualmente válido que también el pueblo mexicano se rebele? Los estadounidenses tienen mucho que ver con la realidad que puede usted observar, las condiciones de miseria de los indios y la gran hambre de justicia. En México, el sistema social entero se funda sobre la injusticia en sus relaciones con los indios. Lo peor que le puede suceder a un ser humano es ser indio, con toda su carga de humillación, de hambre y de miseria.

Para el comandante Marcos, las demandas de los rebeldes son lógicas: Democracia, tierra, justicia, y fin al "gobierno ilegítimo de Salinas".